Análisis de Prince of Persia: The Lost Crown, Ubisoft no se ha perdido en el desierto

Prince of Persia: The Lost Crown es el primer juego original de la saga desde hace casi 15 años y la espera, sin duda, ha merecido la pena.

Prince of Persia: The Lost Crown es una de las sagas más longevas de los videojuegos. Su primer lanzamiento fue en 1989 marcando un inicio exitoso en una de las sagas más reconocibles por parte de los jugadores.

En su momento Prince of Persia marcó un hito en avances técnicos con una propuesta que abandonaba los clásicos “sprites” de la época (unos mapas de bits que se movían o desaparecían para crear una animación) por la rotoscopia (técnica que consiste en crear secuencias animadas al calcar o trazar sobre un metraje live-action fotograma a fotograma) algo que años más tarde también copiaría Mortal Kombat con su primer título.

Historia viva de los videojuegos

Y es que con unos inicios prometedores la saga de Prince of Persia no haría más que agrandarse y llamar la atención de los grandes, como Ubisoft, que años más tarde adquiriría los derechos de la saga a su creador Jordan Mechner.  Desde ese instante Prince of Persia y sus juegos fueron creciendo en público y repercusión, consiguiendo el clímax de su éxito con Prince of Persia: Las arenas del tiempo de 2003. Tal fue su trascendencia que Ubisoft anuncio hace algún tiempo un remake de este título.

A partir de ahí la saga fue a menos, sin un rumbo claro, con juegos mejores o peores hasta que en 2010, después de varios remakes o remaster e incluso una película con poco éxito, Ubisoft guardó la IP en cajón hasta ahora. En todo estos ir y venir del saga no hemos hablado de estilos, y es que el juego ha tenido títulos de scroll lateral con aires de metroidvania, juegos en 3D de acción pura y dura, otros de puzles y exploración en tercera persona e incluso un RTS por turnos.

Identidad propia

Ahora, 14 años después, Ubisoft ha abierto el cajón olvidado y ha rescatado a Prince of Persia del ostracismo, que no del olvido, de los videojuegos con un título que vuelve a los orígenes del saga proponiéndonos un metrodivania clásico y de manual.  Esta decisión que podría pensarse como poco arriesgada para no salir de la “zona de seguridad”, es la principal causa del éxito de este Prince of Persia: The Lost Crown.

Y es que como se suele decir, los experimentes con gaseosa. Prince of Persia: The Lost Crown necesitaba olvidarse y alejarse de las comparaciones con “Las arenas del tiempo” para crear su camino y Ubisoft nos propone un metrodvania que ha sin duda marcará un ante y un después de esta saga porque este Prince of Persia: The Lost Crown cuenta con elementos muy característicos y reconocibles.

Gran metrodvania…

Primero la jugabilidad, donde tendremos las desafiantes zonas de plataformas llenas de pinchos, trampas mortales, y enemigos duros de pelar. Un metroidvania bien pensando y diseñado con un mapa gigante. Esto nos obligará a un backtraking memorable (volver a atrás para pasar por zonas que antes no podíamos) muy bien implementado y que apetece todo el rato. Llegarán momentos y jefes finales de zona donde tendremos que tirar de inventiva para derrotarlos. Tirar de habilidades aprendidas y perseverar hasta hacerlos sucumbir.

Además, el juego cuenta con un diseño de habilidades de personaje y progresión bien implementado. Esta parte implica interactuar con NPC´s que van adquiriendo protagonismo y simbolismo a lo largo de toda la aventura. Por no decir que las misiones tanto principales como secundarias nos trasladan una sensación de coherencia absoluta. En ellas no tendremos “encargos de relleno” para engordar artificialmente una aventura, bien planteada, pensada y maravillosa.

…mejor jugabilidad

Si la jugabilidad nos ha maravillado, el premio gordod viene con la ambientación.  Y es que, a pesar de las ideas y venidas en la jugabilidad, los títulos de Prince of Persia siempre han tenido identidad propia. Con un claro estilo artístico ambientado siempre en oriente medio. Y este Prince of Persia: The Lost Crown bebe de los cuentos e historias de las mil y una noches. Historias como Aladin, Alí Babá y los cuarenta ladrones o Simbad el marino, son su musa. Algo que todos los fans esperan cuando “abren” cualquier Prince of Persia.

Historia sólida y coherente

Con esta ambientación de lujo, apoyada en un apartado gráfico sencillo y simple, tenemos un juego lleno de detalles. Estos remarcan que estamos en la baja edad media en oriente. Y esto hace que Prince of Persia: The Lost Crown sea todo un acierto. Los escenarios y enemigos están recreados con mimo, hay decenas de enemigos diferentes. Los biomas cambian constantemente aportándonos todo el rato sorpresa y ganas de avanzar.  Incluso en el apartado técnico tenemos algo interesante y es que si dispones de una pantalla compatible podrás disfrutar como un enano de los 120 fps que el juego nos brinda.  

Por último, pero no menos importante, Prince of Persia: The Lost Crown es para todo el mundo, tanto para los que nunca lo han jugado como para los fans más acérrimos a esta saga. Y es que el título cuenta con multitud de guiños a las sagas anteriores, pero con una historia propia, nueva y refrescante que hará que todos puedan disfrutarla desde cero. Como siempre tendremos un príncipe, o dos, como ejes del argumento, y muchas peleas y trampas con las que lidiar.

EN CONCLUSIÓN

Ubisoft vuelve a encumbrar uno de los iconos de los videojuegos, colocándolo en el pedestal del que nunca tuvo que bajarse. Prince of Persia: The Lost Crown se coloca entre los mejores metrodivanias de la historia de los videojuegos, al menos desde mi punto de vista.

Con una ambientación con sello “Prince of Persia” y una historia nueva y refrescante este título hará que los viejos del lugar sigamos amando la saga y que las nuevas generaciones lo abracen con más amor aún. Gracias Ubisoft por traernos de vuelta este título y de esta forma tan grandiosa.