Análisis de Cavity Busters – El roguelike más recomendado por los dentistas

Análisis de Cavity Busters para Xbox Series X.

Como jugador, tengo una gran debilidad por el género roguelike. Títulos como The Binding of Isaac forman parte de mi pódium personal de juegos a los que más horas he dedicado. Al ver un tráiler de Cavity Busters, el nuevo trabajo de SpaceMyFriend junto a JanduSoft, me llamó la atención el cierto parecido que guardaba con la obra de Edmund McMillen y me animé a probarlo.

Tal y como os decía, Cavity Busters es un roguelike con mecánicas de bullet hell, que nos transporta a un bizarro mundo de criaturas raras, bocas monstruosas, gérmenes y muchos dientes.

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Combatiendo la placa bacteriana

Nuestro protagonista en este juego es Gummy The Soft, un ser que ha sido desterrado a un lugar llamado “The Great Gob“. Este extraño paraje parecido al interior de un cuerpo humano esconde un montón de monstruos y bacterias que lo están infectando todo a su paso. Para escapar, deberemos acabar con ellas a mordiscos haciendo uso de nuestro único diente.

Como véis, Cavity Busters no cuenta con una trama como tal. Es más bien una excusa para aportar algo de sentido al objetivo del juego.

Cuando el cepillo y el hilo dental no son suficientes

Mecánicamente, el título de SpaceMyFriend posee la mayoría de las características de los bullet hell. Los enfrentamientos están plagados de enemigos y de proyectiles que deberemos evitar con una precisión milimétrica. Pero existen varias novedades interesantes en este sistema de juego.

La primera es que nuestro sistema de ataque principal consistirá en disparar un diente, el cual podremos llamar de vuelta para hacer daño doble como un boomerang. Una mecánica que, aunque parece rara al principio, se acaba haciendo muy divertida cuando la dominas y aprendes a hacer disparos con rebote. Además de nuestro molar, también podremos lanzar chicles. Estos proyectiles apuntan de forma automática, pero el problema es que contaremos con un número limitado de munición. Por ello deberemos ahorrarlos para cuando estemos rodeados o conseguir más acabando con ciertos monstruos.

Respecto al movimiento, es muy fluido. Nuestro personaje se controla muy bien, algo esencial en este tipo de juegos que requieren tanta pericia. Tendremos un botón para esquivar o rodar que también puede desviar balas. A esto, se le ha unido la posibilidad de pegarnos en las paredes cuando rodemos cerca de una. Desde aquí podremos desplazarnos por los laterales de las habitaciones para cruzar socavones o atacar usando un dash que nos impulsará.

Por último, tendremos la posibilidad de saltar del mapa. Esto nos proporcionará desde atacar desde el aire con los chicles, hasta caer en picado sobre los enemigos, saltar obstáculos e incluso viajar entre habitaciones del piso que hayamos visitado anteriormente.

¡Cuidado con las enfermedades!

Pero sin duda, lo mejor de Cavity Busters, es que cuenta con hasta 208 mejoras que podremos encontrar y usar para ayudar o dificultar nuestras partidas. Dichas mejoras, o “enfermedades” como las llama el juego, son algo similar a los objetos de TBOI. Nos proporcionaran una de cal y otra de arena, es decir, un efecto o sinergia positiva para nuestra movilidad o el ataque del diente a cambio de otro negativo. Además, si decidimos no coger estas enfermedades, el cuerpo las asimilará, haciendo que las siguientes habitaciones sean más difíciles.

La inclusión de este tipo de objetos hace que entre en juego la toma de decisiones. ¿Merece la pena sacrificar vida por un poco más de daño? ¿Dejaremos atrás una mejora de movimiento para que el veneno que nos daba durante toda la planta no nos consuma? Estos son algunos de los dilemas que se nos plantearán durante nuestras runs y que añadirán un pequeño factor estratégico al título.

Mecánicas interesantes, pero algo injustas

El desarrollo de niveles en Cavity Busters es similar al de otros roguelike. Iremos avanzando por diferentes pisos que se componen de varias habitaciones formadas de manera procedural. El contenido de cada una se mostrará en un pequeño minimapa que aparecerá en la parte superior derecha de la pantalla. Existen también habitaciones especiales, donde están los jefes finales que hay que derrotar para pasar al siguiente nivel, a las que podremos acceder usando palas. Si no disponemos de la cantidad suficiente de ellas, podremos entrar a estos lugares sacrificando vida.

Esta mecánica es algo injusta, pues el juego da muy pocas palas y ninguna pista sobre cuál es la habitación correcta donde se encuentra el boss. Si nos equivocamos y gastamos nuestras palas en abrir hacia la dirección incorrecta, entonces tendremos que consumir todo un corazón entero de nuestra barra de vida. Si resulta que además hemos contraído una enfermedad que nos quita vida, o no tenemos forma de curarnos, entonces nos quedaremos atrapados en el nivel sin poder enfrentarnos al jefe.

Explora grotescas cavidades bucales

Respecto al apartado técnico, el título hace uso de un estilo artístico tan original como grotesco. El diseño de los personajes es simple, pero al mismo tiempo transmite personalidad. Del mismo modo, el estilo de los menús y la interfaz del juego también están muy bien pensados (mención especial a los corazones de la barra de vida que son, al mismo tiempo, colmillos). La mayoría de los elementos están relacionados con bocas y dientes.

Pero por desgracia, este estilo se acaba haciendo repetitivo al existir poca variedad en el diseño artístico de las habitaciones. Además, la paleta de colores muchas veces me ha llevado a confundir amigos con enemigos o perder de vista a mi personaje entre la inmensa cantidad de proyectiles que había en pantalla.

En definitiva

Cavity Busters es un buen roguelike bullet hell con unas mecánicas muy interesantes y originales, pero no es un juego para todo el mundo. Su amplia barrera de dificultad inicial llega a abrumar bastante. Los niveles son muy desafiantes y los jefes finales suponen todo un reto. Si a esto le añadimos la inmensa cantidad de mejoras diferentes que tiene el título y que solo está en inglés, puede que se nos haga algo de bola (sobre todo si no dominamos el idioma). Aun con todo esto, su jugabilidad es muy divertida y fluida, todo un aliciente para que sigamos repitiendo niveles una y otra vez si morimos. Además, su bizarro apartado artístico es, cuanto menos, curioso. Si os gusta The Binding of Isaac, no dudéis en hincarle el diente a esta propuesta de SpaceMyFriend.