Análisis de Akane – Mata, muere y repite

Análisis de Akane para Xbox Series X.

Acostumbrados a videojuegos con historias complejas, gráficos potentísimos y chorrocientas mecánicas distintas, comprobar que un juego tan simple como Akane engancha tanto es algo fascinante. El estudio brasileño Ludic Studio nos presentaba su segunda obra en septiembre de 2018 para PC cosechando muy buenas críticas. Tras pasar un año después por Nintendo Swictch, el título finalmente ha acabado llegando a Xbox.

Esta pequeña desarrolladora independiente nos presenta un juego de acción estilo hack and slash en el que encarnamos a una guerrera dispuesta a acabar con todo (y con todos) con katana y pistola en mano. Gráficos pixel-art, ambientación cyberpunk y banda sonora electrónica nos esperan en este particular título que analizaremos a continuación.

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Bienvenidos a MegaTokyo, año 2121

Akane tiene un comienzo muy particular. Unas grandes letras en mitad de la pantalla nos ubican en la historia nada más iniciar el juego: MEGATOKYO|2121. Fundido a negro. Sonido de moto. Escuchamos un tiroteo. Choque. Acto seguido empezará a sonar la música del título y nos mostrarán por primera vez a nuestra protagonista, Akane, la cual deja bien claras sus intenciones.

Y ya está. Desde ese momento empezará la acción y será así todas las veces que empecemos una nueva partida. Podemos jugar antes un tutorial para aprender los controles básicos en el que se nos muestra a Akane practicando con su maestro, pero esto no aportará más detalles a la historia. Porque la obra de Ludic Studio va de cara y apenas profundiza en la trama.

A katanazo limpio

El punto fuerte de este título son sus mecánicas. Nos enfrentaremos a numerosas hordas de enemigos en un escenario cerrado que siempre será el mismo. Los controles son sencillos de aprender, pero difíciles de dominar. Tendremos dos ataques normales: uno con la katana y otro con la pistola. Para esquivar podremos realizar un dash, pero también podremos bloquear ataques y disparos durante unos segundos al pulsar un botón determinado.

Si nos decidimos por pegar espadazos, deberemos tener en cuenta la barra de estamina o resistencia de Akane. Esta se irá vaciando cada vez que ataque y si se queda a cero no podremos defendernos hasta que se rellene. Además, atacaremos siempre en la dirección en la que este mirando nuestro personaje.

Pero para no perder el contador de combo mientras se recarga nuestra energía, podremos seguir matando con la pistola. El hándicap de esta arma de fuego estará en la munición. Esta será limitada y para conseguir más deberemos matar enemigos con la katana. Otra desventaja de la pistola radica en que tendremos que permanecer quietos para disparar. Lo cual nos deja muy expuestos a que nos maten por la espalda. Ah, se me olvidaba decirlo, en Akane moriremos de un solo golpe, pero también acabaremos con la mayoría de nuestros enemigos de igual manera.

Que te maten significa volver a empezar, pero, puestos a morir, mejor llevarnos unos cuantos Yakuza por delante. En la parte inferior de la pantalla tendremos una barra de adrenalina de tres contenedores que se irá rellenando a medida que encadenemos muertes. Cuando este a tope, nuestra espadachín podrá desencadenar un ataque especial y un ataque final muy poderoso. El primero acaba con los enemigos que se cruzan en la línea de acción y el segundo fulmina todo lo que haya en pantalla.

Personalmente, me habría gustado que se hubiera añadido en los ajustes una opción para reasignar los controles en el mando según el estilo de juego de cada usuario. Ciertos comandos me resultaban difíciles o incómodos de ejecutar y al final me acababan matando sin remedio. Siempre opino que la accesibilidad es un aspecto muy importante en un videojuego.

Fumar mata, literalmente

Aunque lo parezca, este juego no solamente va de aguantar oleadas. Para hacer las cosas más interesantes, la gente de Ludic Studio ha añadido una serie de desafíos. Acabar con 50 enemigos usando la pistola en una partida, llegar al primer jefe final con una racha de combo de 50 o usar un ataque especial contra un determinado número de enemigos serán algunos de ellos. Por supuesto, al igual que el propio juego no serán fáciles de completar. Pero si conseguimos realizar dichas gestas, desbloquearemos nuevo equipo y mejoras para Akane.

Estos van desde nuevas espadas, nuevas pistolas, el paquete de cigarrillos y objetos que alteran la jugabilidad. Un ejemplo de lo último serían unas botas que cambian el movimiento de esquiva por un sprint o una espada que nos otorga un poderoso ataque giratorio. Aunque parezca simple, cambiará nuestro estilo de juego haciendo que el título no caiga en la monotonía.

La belleza está en los pequeños detalles

Respecto al apartado técnico, Akane tiene un estilo pixel-art bastante sencillo, pero al mismo tiempo lleno de detalles. Si bien es cierto que siempre nos encontraremos peleando en la misma plaza, a esta no le faltarán elementos llamativos. Puestos ambulantes de comida cerrados, bocas de metro iluminadas, cantosos carteles de neón en movimiento y hasta multitudes jaleando desde fuera de las verjas. Todo bajo una ambientación cyberpunk que recuerda muchísimo a clásicos del cine como Blade Runner, AKIRA o Ghost in the Shell (Akane tiene un cierto parecido a la Mayor Motoko Kusanagi).

También hay que destacar el mimo con el que están hechas las animaciones (con mención especial a la que aparece en pantalla cuando realizamos uno de los ataques especiales). Aunque sean píxeles, no faltarán las ingentes cantidades de sangre cada vez que asesinemos a un mafioso. Me habría gustado que los cuerpos decapitados de los enemigos no desaparecieran tan rápido del suelo para dar más sensación de la carnicería que estas creando. Aunque es posible que esto dificultase la visibilidad del escenario.

En definitiva

Akane es un hack and slash fácil de aprender y difícil de dominar. Al principio no duraremos ni un minuto vivos, pero, tras varios intentos, lograremos llegar hasta el jefe final y le acabaremos derrotando. La buena implementación de las mecánicas del título de Ludic Studio hace que nos quedemos atrapados en un bucle de “matar-morir-repetir”. Lo bueno es que en ningún momento esto genera frustración, sino que nos anima a seguir intentándolo y a superarnos a nosotros mismos. Visualmente está trabajado con mucho mimo y su ambientación cyberpunk hace que nos atraiga aún más. Su falta de contenido en cuanto a escenarios (solo uno), historia y enemigos hacen que se parezca más a una experiencia arcade. Pero solamente por su económico precio y las horas que nos va a enganchar merecerá la pena adquirirlo.