Airoheart viene a reivindicar un estilo de aventura clásico que nos enamoró en la época de los 16 bits
Todo jugador tiene momentos imborrables de sus primeros juegos, especialmente cuando cambias de una generación a la siguiente. Para mí, uno de esos momentos mágicos los viví con Zelda: A Link to the Past. Esa puesta en escena al principio, la lluvia, la búsqueda de fragmentos por todo el mapa… Se vivía una aventura de los pies a la cabeza. De esas que aún resuenan en la cabeza de los usuarios. ¿Y por qué cuento todo esto? Porque Airoheart viene a reivindicar ese estilo visual y jugable que recordamos muy bien de nuestra infancia. Ahora bien… ¿Conseguirá transmitir los mismos sentimientos? Pronto lo veremos en este análisis.

La guerra interminable entre dos facciones
Pixel Heart Studio y SOEDESCO son los encargados de traer a nuestras consolas una aventura pixelada que no se molesta en ocultar sus influencias. Nosotros controlaremos al mismo Airoheart, un niño briton que es acogido de buen agrado por una raza rival: los emerios. Y aunque nuestro héroe es feliz bajo los cuidados de su pueblo, pronto se verá sumido en una vorágine de misterios que le llevarán a buscar los fragmentos de la Piedra de Draoidh, la cual encierra un gran poder que desequilibrará la balanza hacia un bando o al otro.
Por supuesto, aunque la historia tiene algún que otro girito, es una simple excusa para explorar el mundo diseñado para la ocasión y recorrer las mazmorras repletas de puzles. Podremos desplazarnos por un enorme mapa con varias zonas claramente diferenciadas (desiertos, bosques, pantanos, montañas…) en busca de las piezas escondidas. Y como en el clásico de Nintendo, habrá zonas que serán inexpugnables hasta que no tengamos cierto objeto en nuestro poder.

¿Dónde está mi GPS?
Y aquí comienza uno de los aspectos menos favorecedores del propio Airoheart. Si bien el estilo visual es agradable y colorido, se nota demasiado repetitivo, y eso hace que demos vueltas y vueltas por el mapeado sin una referencia que nos sirva de guía. Ya no es sólo eso. Si nos saltamos un objeto importante, ya nos podemos preparar para dar vueltas y vueltas en busca del ansiado ítem. Por más grande que se haga un escenario, si no hay elementos que justifiquen esa exploración, la experiencia jugable y el ritmo se van diluyendo poco a poco.
Sucede lo contrario con las mazmorras. Al ser escenarios más concretos, hay menos opción a perderse. Ya puestos a matizar los símiles con Zelda, es cierto que me faltan ayudas muy características como el propio mapa y la brújula que marca el final boss o los tesoros. Pero pese a esa ausencia, cada mazmorra contará con suficientes puzles (y suficiente variedad) como para no echarlo mucho de menos.

A medida que vayamos progresando, iremos desbloqueando nuevos poderes innatos del protagonista, e incluso nuevas runas para nuestra varita mágica. Sin que se le dé un uso muy continuado, se agradece que Airoheart tenga diversidad de ataques y ayudas. Podremos desde invocar a una especie de garfio hasta lanzar una bola de fuego o curarnos si andamos mal de salud. Al final, tendremos un set de movimientos muy completo listo para ser usado ante el rival.
Hay una disputa muy abierta con el apartado audiovisual que presenciamos en Airoheart. Vale, es cierto que se asimila mucho a la obra culmen que tuvo Link en la época de Super Nintendo. Lo malo viene cuando vemos assets y elementos en este nuevo juego que ya aparecieron hace ya más de 30 años. Y lo dicho, el problema no es la sensación de haber vivido esa aventura, sino que deja un regusto agridulce porque el desarrollo del mapeado y el diseño de escenarios no brilla a los niveles esperados. Al menos podemos contar con unas tonadillas muy alegres y con traducción en nuestro idioma.

Conclusión de Airoheart
No creo que Pixel Heart Studio y SOEDESCO quieran esconder la fuente de inspiración que han necesitado para desarrollar su juego. De hecho, hemos visto cientos de propuestas muy divertidas que no se cortan un pelo intentando emular joyas del pasado. Lo pero es cuando al final el título no sale tan bien como el original, y Airoheart peca un poco de eso.
Estamos ante una aventura muy agradable, larga y desafiante. El héroe protagonista tiene sus motivos para explorar, aprenderá varios ataques y además tiene un bastón mágico con la que emplear runas. Pero todas esas bondades se ven empañadas por un diseño de niveles que deja frío, pese a lo alegre que parece a golpe de vista. No obstante, si nos gusta la exploración y perdernos entre sus dunas y su maleza, esta aventura nos transportará a nuestra más tierna infancia.