Celebramos el 15 aniversario de un juego único.

Marzo del año 2006. Xbox 360 apenas llevaba unos meses en el mercado, pero ya iba a recibir uno de los juegos que más marcaron el catalogo de la nueva consola de Microsoft: The Elder Scrolls IV: Oblivion. Por supuesto, al tratarse de un juego de rol de Bethesda, este no iba a ser un juego que llegaría a todos los aficionados por igual. Primero había que crear un personaje y diseñarlo de una manera que potenciará nuestro recorrido por el mismo. Debo admitir que la primera vez que jugué a Oblivion, no tenía ni idea de lo que estaba haciendo. El sigilo, por ejemplo, nunca ha sido mi fuerte en los juegos, así que lo convertí en una habilidad menor a la cual no presté mucha atención. No me di cuenta de que la apertura de cerraduras estaba relacionada con un árbol de habilidades más profundo que cualquier otro juego antes había logrado. Y así comenzó la experiencia de aprendizaje e inmersión…

La historia de The Elder Scrolls IV: Oblivion es la verdadera protagonista, aunque siendo sinceros este es sin duda el punto más fuerte en cualquier juego de Bethesda. No hay nada que me guste más que perderme en un juego como éste, ignorando por completo el argumento principal para vagar, explorar, etc. Sin embargo, el inicio de Oblivion es siempre el mismo, independientemente de las veces que lo juegues, pero sigue siendo una de las experiencias más increíbles que he vivido en un juego, incluso hoy en día.

Empezamos en una mazmorra, por lo que los primeros 40 minutos de juego se limitan a pasillos y paredes. Sin embargo, una vez que logramos salir de ella, es aquí donde el juego nos deja con la boca abierta, ya que al salir de la mazmorra te adentras en un mundo vivo, poblado por personajes, enemigos, animales y criaturas. Nunca había visto un juego así en la Xbox 360; un mundo en el que puedes hacer lo que quieras, cuando quieras, salvo que te encuentres con un enemigo para el que no estabas preparado. Por ejemplo, en mi primera partida estaba vagando sin rumbo y de repente me encontré con un mago en una torre. Le molestó mi presencia y me mató. Lección aprendida. Le evité cuando reapareció y luego volví cuando era más fuerte y le pegué una tunda que nunca olvidaré. A mí con jueguecitos no, Saruman.

Seguir el argumento principal es algo totalmente necesario al fin y al cabo, ya que nos lleva a diferentes planos de existencia, desde el reino de Cyrodiil, donde estamos la mayor parte del juego, hasta las Tierras Muertas, un plano de Oblivion donde viven los enemigos del juego. Y hasta aquí contaré, ya que, a pesar de que Oblivion lleva 15 años en el mercado, hay que proteger a aquellos que aún no han disfrutado de esta obra maestra.

Después de que la historia principal se acabara, podéis imaginar que me quedé descolocado. Empezar de nuevo con un personaje nuevo y una estructura diferente era la solución ideal, así que eso es lo que hice, como supongo que hicieron muchos otros. Es muy raro que haga esto, volver a jugar directamente a un juego que acabo de terminar, pero Oblivion me obligó a hacerlo.

Así que imaginaos mi alegría cuando Bethesda hizo un DLC para el juego. Bueno, primero parecía que estaban trolleando a su base de jugadores al lanzar la armadura de caballo como DLC. Sí, una armadura para los caballos que se pueden montar y que no aportaba absolutamente nada a la experiencia de juego. Sin embargo, Bethesda sí que se animó con dos packs completos de aventuras propiamente dichas. Knights of the Nine fue la primera expansión de la historia, en la que el jugador debía recoger reliquias para derrotar a un rey hechicero conocido como Umaril. Este fue el más corto de los dos packs, pero el siguiente fue una auténtica maravilla, y sigue siendo una de las mejores expansiones de mi lista personal.

La historia, llamada The Shivering Isles, es bastante sencilla, ya que se nos recluta para salvar a un reino de una perdición que se aproxima, llamada The Greymarch. Sin embargo, el reino que visitamos es el reino de la locura y está gobernado por Sheogorath, un príncipe daédrico. Sheogorath es todo lo que cabría esperar del príncipe daédrico de la locura: en una palabra, está absolutamente loco y las misiones que tenemos que completar son igualmente extrañas. Totalmente recomendado.

Fue este título uno de los primeros que despertó en mí el amor por los juegos de mundo abierto y especialmente por los juegos de gran extensión que Bethesda hace tan bien. Fallout 3, Fallout: New Vegas, hasta Fallout 4 y Skyrim, los he jugado todos hasta la saciedad y he amado cada segundo, pero fue The Elder Scrolls IV: Oblivion el que realmente encendió ese fuego.

Esta semana se han cumplido 15 años del lanzamiento de este gran título, así que con esto solo puedo recomendar que si no habéis jugado a Oblivion lo hagais tan pronto como sea posiblePor si fuera poco el título está retrocompatible en Xbox One, así que no hay excusas para hacerlo. Uno de los mejores juegos de Xbox 360 sin discusiones.

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