Sam Fisher vuelve a la carga en la entrega más oscura de la saga.

Tras haberos hablado del magnifico Chaos Theory, hoy le toca el turno a Splinter Cell: Double Agent, posiblemente el juego de la serie que más se aleja de la fórmula clásica. Como ya habrás adivinado, en esta ocasión a Fisher le tocará infiltrarse de nuevo, en un intento de evaluar y neutralizar a la organización terrorista EJB (Ejército de John Brown)

A medida que la gran historia de este título transcurre, debemos equilibrar cuidadosamente el favor de la NSA (división de la agencia) y el EJB eligiendo tus acciones con cuidado. Recibimos objetivos de ambos bandos a lo largo de cada misión, muchos de los cuales se desarrollaban en el cuartel general del EJB. A menudo teníamos además que elegir a uno de ellos en lugar del otro, lo que afectaría a nuestro medidor de confianza. Las decisiones también afectaban al equipo que tenías a tu disposición, pero en última instancia te llevaban a uno de los varios finales, dependiendo de lo leal que fueras a cada bando.

Cuando comenzábamos Splinter Cell: Double Agent tenemos la sensación de que Fisher era un buen tipo y siempre lo sería. Todo lo que tuviera que hacer sería sólo para llevar a buen puerto su misión y que nunca se convertiría en un tipo malo. Sin embargo, curiosamente el juego te permitía hacer precisamente eso si lo deseabas, lo que iba en contra de toda la moralidad que teníamos hasta el momento.

La jugabilidad clásica de Splinter Cell se mantuvo en Double Agent, pero el juego era mucho más crudo y descarnado que en otras entregas. Esto se debe probablemente al hecho de que Fisher no contaba con el apoyo directo de la NSA, o al menos era limitado para mantener su tapadera. Esto le dio una auténtica sensación de vulnerabilidad que, hasta ese momento de la serie, nunca había experimentado.

De hecho, Fisher estaba muy limitado en cuanto a lo que podía hacer y a dónde podía ir en la sede del EJB sin despertar sospechas. El medidor de sigilo era su ayuda para colarse en las zonas prohibidas sin ser detectado y esto era más importante que nunca, ya que no podía simplemente disparar a uno y marcharse, ya que su tapadera quedaría descubierta para siempre.

En conjunto, esto también convirtió a Splinter Cell: Double Agent en el juego más difícil de la serie. La salud de Fisher se regeneraba automáticamente por primera vez, lo que parece útil, pero esto no sirvió de mucho cuando somos detectados. La clásica mecánica de apertura de cerraduras regresó, al igual que un nuevo minijuego de desactivación de bombas, entre otros.

Sin embargo, hay un momento que me sorprendió de verdad. Hacia el final del juego (ALERTA DE SPOILER) te enfrentas a una elección para demostrar tu lealtad al EJB. Puedes disparar a Jamie Washington (tu antiguo compañero de celda y miembro del EJB) o, en su lugar, girar tu arma y eliminar a Irving Lambert de la NSA. Un momento que sin duda dejó a todos los fans entre la espada y la pared. Mención especial también al espectacular apartado de doblaje al castellano que tiene el juego, algo que en Ubisoft siempre han cuidado mucho.

Una extraña peculiaridad de Splinter Cell: Double Agent es que se lanzaron dos versiones, con diferencias fundamentales que extrañamente reflejan (al menos estructuralmente) los dos caminos diferentes que puedes seguir en el propio juego. La versión lanzada para Xbox 360 es, en mi opinión, la mejor tanto en términos de trama como gráficamente. La otra interpretación del juego, a menudo denominada “versión 2”, se lanzó para la anterior generación de consolas, pero curiosamente después de la “versión 1”. En realidad, todo es un poco confuso.

Splinter Cell: Double Agent no tuvo miedo de innovar en 2006, introduciendo acontecimientos que cambiarían la serie para siempre. Al principio me costó aceptarlo, ya que venía después del fantástico Chaos Theory, que sigue siendo mi juego favorito de Splinter Cell. Sin embargo, si buscas una experiencia de Sam Fisher diferente a cualquier otra, merece la pena echarle un vistazo.

Splinter Cell: Double Agent está disponible en la Xbox Store, totalmente jugable en consolas actuales de Xbox One (mejorado para Xbox One X) y Xbox Series X|S.

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