Los skaters amateurs y profesionales tienen una cita en RadLand, ciudad endiosada y protagonista de OlliOlli World
Renovarse o morir. Es un lema que muchas empresas, compañías y personas ponen en marcha para no caer en una rutina. Porque, aunque un producto sea bueno, la reiteración y repetición del mismo puede eliminar ese factor sorpresa, o esa novedad que en su día gustó. Algo así debieron pensar Roll7, el estudio encargado de desarrollar la saga OlliOlli. Nadie duda de la calidad que atesoran sus primeros trabajos de skate, y bueno… todos los premios que han conseguido avalan estas palabras. Pero necesitaban un cambio radical. Un giro de 180º que permita acercar su propuesta a todo tipo de jugadores. Y la respuesta, amigos míos, la encontramos en OlliOlli World.
Mundos de piruleta en tablas de cuatro ruedas
Que no os engañen sus tonos azul pastel o su turquesa clarito. OlliOlli World sigue siendo la propuesta desafiante que vivimos en su momento. Eso sí, adornado de tal manera y con una curva de dificultad adecuada para todo tipo de usuario. Ya no tendremos un muro delante de nuestros ojos. En esta nueva propuesta, el skate no está hecho para “sufridores”, sino que tenemos varias maneras de entender sus pantallas acorde al nivel y experiencia de cada jugador. Un mundo lleno de pistas, desafíos y misiones secundarias que iremos descubriendo según vayamos mejorando nuestra técnica.
El arte minimalista de las dos primeras iteraciones fue un sello indiscutible y llamó la atención de usuarios y prensa. Pero como todo en esta vida, las modas vienen y van. El pixel-art ya tiene demasiados competidores, y lanzar una tercera parte repitiendo los mismos recursos podía ser demasiado conservador. Roll7 quería algo distinto, un mundo más vivo. Con más personalidad y cosas por hacer. Y de ahí sale esa explosión de color que vemos en las imágenes. Sin duda, un choque bastante grande si comparamos con las anteriores propuestas, pero que os aseguro que le sientan de maravilla. Si a eso lo acompañamos con un elenco de criaturas, amigos y animalitos de lo más diversos, os aseguro que cada nivel se torna distinto, creando esa necesidad de saber qué veremos en la siguiente fase.
La dificultad la eliges tú en OlliOlli World
Es cierto que hemos probado solamente una demo, y no hemos podido sacar todo el partido al set de movimientos de nuestro protagonista. Pero lo que hemos visto nos ha convencido. Salvando las distancias, me ha recordado bastante a Lonely Mountains: Downhill por su propuesta jugable. Tendremos una serie de escenarios con unos objetivos que completar. En nuestras manos (o mejor dicho, en nuestra habilidad con las manos) está la opción de completarlas o no completarlas. Algunas de estas tareas serán cosas banales como “atropellar” a unos globos-gato que están en los raíles. Pero otros objetivos serán más complejos, y van desde hacer un combo con un multiplicador de x20 hasta descubrir caminos secundarios que nos lleven a otras fases.
No es necesario acabar con cada objetivo que nos marca la fase, pero es cierto que los “completistas” querrán tener todo marcado con el “tick” verde. Y más nos vale intentarlo, porque a medida que avancemos en la historia, todo se irá volviendo más difícil y con una puntuación a batir más alta. La práctica hace al maestro, sin ninguna duda. Además, si queremos ser el Dios del Skate en Radland más nos vale interiorizar cada nivel y cada movimiento de nuestro protagonista.
Mil maneras de marcarte un combo
También os digo que cuando pillamos los controles de OlliOlli World (no penséis que es muy complejo, por otro lado…) es una pasada. Grindear por los raíler, hacer “wallrun” con los carteles, saltar gracias a las plataformas disponibles… es todo una maravilla. A veces incluso recuerda a los clásicos juegos de Sonic, ya que iremos a toda velocidad y tendremos la opción de elegir el camino que mejor nos convenga. Es toda una sinergia que resulta placentera cuando clavamos una fase sin tener que reiniciar nuestras andaduras en un checkpoint.
Si no aguantas más y quieres ponerte encima de una tabla, puedes informarte sobre la entrega original pinchando en nuestra noticia
Sinceramente, no soy muy amigo de los títulos de skate. O mejor dicho, no ERA muy amigo del skate. OlliOlli World me ha abierto la mente a esta gran afición, gracias a las posibilidades, niveles de dificultad y desafíos personalizados que encontramos dentro. Faltan por saber muchas cosas, pero os aseguro que, aunque la demo dura como máximo media hora, no me he cansado de recorrer sus niveles, encontrar sus secretos y hacer con cada partida mejores trucos sobre las barandillas. Puede que de primeras sea un concepto que descoloque a aquellos que en su día disfrutaron de las primeras entregas, pero con el paso de los niveles volvemos a encontrar ese desafío que hizo tan grande a la franquicia.
Cuando podáis jugarlo, os daréis cuenta de que no sólo entra por los ojos. También entra por las manos.