El miedo un camino al lado oscuro es joven vikingo
Assassins creed Valhalla ya es una realidad. Hemos visto ya un poco de su marco histórico, algunos personajes, parajes y algunas ideas que realmente parecen querer innovar con respecto a lo visto anteriormente. El hype es tan malo que me llevó a comprar Assassins Creed Origins ya que, cansado de esta franquicia, dejé de jugar después de Assassins Creed Black Flag. El cambio de concepto, algo más rolero, con niveles, con distintas armas mejorables, si que son diferencias suficientes como para darle un buen tiento a esta nueva visión de la batalla interminable entre asesinos y templarios.
Menuda sorpresa me he llevado cuando he encarado con Assassins Creed Origins y su propuesta en general. Una ambientación demencial, muy cuidada en todos los detalles pero, eso si, con unos npc’s que a veces parecen estar más drogados que “programados”. Es una lástima que, a pesar de la mejoría más que palpable en este “reinicio” de la saga nos sigamos encontrando con tanto descuido en algunas de sus partes. La verdad es que debe de ser complejo preparar todas las animaciones de la escalada y ponerlas en marcha en el momento oportuno pero es que seguimos con los problemas de ir a hablar con alguien y que nuestro deslumbrante asesino se suba a una caja y después al tejado de la tienda en el mercado. Desde luego que esto solo puede ocurrir en el mundo del videojuego pero hay que exigir un poco más de cuidado. Son grandes juegos, tanto en historias como en tamaño, pero eso no quiere decir que no se pueda mimar un poco según que aspectos.
Los combates deben evolucionar para ser más contundentes y orgánicos
A Ubisoft les queda muchísimo que aprender (al igual que a todo ser humano en este planeta por supuesto) y creo que harían bien no ir tan a lo grande, no crear un mapa tan extenso donde nuestro caballo se atasque más de un 40% de las veces que lo llamamos. Algo que debería de suponer un gran cambio en Assassins Creed Valhalla sin duda alguna deben de ser los combates los cuáles, a mi modo de ver, en Origins siguen sin ser del todo satisfactorios. Este tipo de combate “Souls-Like” debería de ser mucho más preciso y no verse entorpecido la gran mayoría de las veces por una cámara que parece incluso tener vida propia. Sigue quedando fuera el impacto con el que, sin ir más lejos, consigue dejarnos flipados la saga The Surge por ejemplo. Ese es el tipo de combate que me encantaría ver en Assassins Creed Valhalla, un combate vikingo, muy potente y sin piedad. Esto significa que el juego quizás debería de ser mucho más explicito en lo que muestra con muchas mutilaciones y más contundencia, la contundencia vikinga sin ir más lejos.
Un combate que utilice la división de las partes del cuerpo como punta de lanza tal y como ha logrado la genial saga de Deck13 donde podamos elegir donde golpear y que eso tenga una clave de riesgo-recompensa con la que, si arriesgamos más de la cuenta, consigamos hacer mucho más daño a nuestros enemigos, debilitando lar partes del cuerpo más reforzadas por ejemplo. Sin duda alguna es un combate que le vendría como anillo al dedo a Assassins Creed Valhalla y a sus temibles vikingos.
Todo sea por una experiencia más orgánica
Por último pido de todo corazón que Assassins Creed Valhalla no me haga cargar fardos en algunos carros para subir de nivel. Las misiones secundarias siguen siendo una asignatura pendiente para muchos estudios y en Origins (recuerdo que lo estoy jugando ahora por primera vez) llega a resultar muy insultante que te exijan subir tantos niveles en algunos puntos. ¿Qué ocurre si yo quiero hacer la historia principal y ya, si me apetece, empaparme de todo lo extra que el juego puede ofrecerme?. Que yo sepa no hay nada de perjudicial el que podamos ir más a tiro hecho sin tener que pararnos a resolver los problemas de muchos Npc’s. Todo sea por una experiencia más orgánica para nuestros queridos vikingos los cuales creo que volverán a colocar el listón muy alto si no descuidan estos aspectos que he comentado. Hay muchas ganas de empuñar vuestra hacha amigos míos.
