Análisis de Wreckfest para Xbox Series X

Vuelvo al volante una vez más para traeros el análisis de la versión de Xbox Series X de Wreckfest. Si bien es cierto que ya publicamos el análisis del juego original, y que la mejora de rendimiento está disponible en el juego base; he decidido redactar un nuevo análisis dado que este versión requiere pasar por caja para actualizar el juego original. De esta forma, para que quede claro, para pasar de la versión retrocompatible a la versión especifica de nueva generación, hay que desembolsar 9.99€. Siempre y cuando se tuviese el juego, sino hay que comprarlo a precio completo. Dicho esto, a parte de la mejora que ya tenía el juego normal, esta nueva versión incluye online de hasta 24 jugadores, suciedad dinámica, mejores texturas y efectos y un nuevo torneo: Wrecking Madness.

A todo esto, es la primera vez que juego a Wreckfest. Sí, aun cuando entró en Xbox Game Pass le hice el vacío. El tráiler de presentación y la idea inicial me parecían bastante de baratillo y se salió de mi radar totalmente en su estreno. No obstante, debo pedir disculpas a quienes lo apoyaron y, sobre todo, a THQ Nordic. Puesto que el juego me ha sorprendido gratamente en múltiples apartado y, si bien no es perfecto, Wreckfest tiene mucho que ofrecer en su propuesta, físicas y modos de juegos. Así que vamos a conocer esta nueva edición del juego de destrucción sobre ruedas más loco de los últimos tiempos.

Wreckfest es, ante todo, un juego de carreras. Pero correr sin más no sería un atractivo suficiente para competir con grandes pesos pesados como Forza, en el caso concreto de Xbox. Por ende, el título de THQ apuesta por “la americanada”, el espectáculo y la diversión más arcade. Si nos centramos en el modo trayectoria, la aventura para un jugador, tenemos el típico sistema de avance por ligas, donde debemos acumular puntos para pasar a la siguiente categoría. Es un sistema simple pero efectivo. Cada desafío de la liga, que se puede jugar en el orden que se quiera, recompensa al competidor con puntos según sus victorias y posición final en la series de carreras. Además, no solo hay carreras por vueltas, pues también hay pruebas de destrucción entre pilotos, eventos cara a cara y otras situaciones inverosímiles con vehículos inesperados.

De esta forma, podemos vernos envueltos en una carreras de pista circular americana. El girito viene cuando nosotros llevamos un coche minúsculo con tres ruedas, mientras que los otros once pilotos conducen autobuses. En este punto, ganar no es el único objetivo, pues es fácil acabar arrollado por tan injustos rivales. No solo nos pueden sacar de la pista, pues todo vehículo tiene indicador de salud, y si esta llega a cero puede quedar eliminado o tener que reaparecer, perdiendo posiciones en el proceso. Como es de esperar, cada vehículo tiene sus físicas adecuadas al tamaño y peso. Por ende, el impacto de un 4×4 puede ser fatal para un pequeño turismo. Cabe decir que las diferencias de “densidad” del impacto se compensan con la maniobrabilidad y velocidad que presentan los más frágiles.

Por otra parte, a estas físicas de, llamémosle, impacto se le junta la posibilidad de mejorar los diferentes vehículos. Aunque no todos admiten mejora. Dentro del típico abanico de piezas de motor, caja de cambios, disipador, etc.. se le unen opciones de personalización de chapa y pintura. No obstante, lo más interesante es la posibilidad de reforzar la carrocería y los parachoques delante y trasero con refuerzos y añadidos que mejora el daño y la resistencia a éste. Añadir estas piezas afecta negativamente a la velocidad y conducción, pero pueden ser necesarias si se trata de arrasar y no de llegar el primero.

Como os decía, las pruebas se dividen en diferentes disciplinas. Demolición, carreras, retos varios… La destrucción como tal se da en las pruebas de demolición, pero nada impide que los pilotos se midan el lomo en cualquier otra prueba. Cabe destacar lo molesto que resulta que te embistan en títulos como Forza Horizon, mientras que resulta increíblemente satisfactorio intercambiar golpes en Wreckfest. El juego sabe buscar el conflicto, el contacto, cada pista está diseñada para que el roce haga el cariño. Curva cerrada? Pues usamos de cogín al piloto más cercano. Los golpes no son gratis, embestir a otros les ocasionará daño, pero posiblemente nuestro coche también se lleve su parte. En una prueba de demolición no importan tanto, pero cuando se trata de carreras hay que atacar con cabeza.

Cada impacto, contra otros coches o el propio escenario, puede implicar piezas rotas de nuestro coche. No solo saltarán las puertas o el capó, también podríamos desviar una rueda, dañar los frenos o destartalar el motor. Aunque intentemos conducir limpio y evitemos el contacto, el propio juego se encargará de que a cada vuelta sea más difícil no impactar. Circuitos en ocho, donde el centro es carril compartido; circuitos ovales con saltos a lo motocross; incluso loopings(de carril compartido) estarán esperándonos. Asimismo, Wreckfest conserva por el circuito las piezas que se le caen a los coches, incluso deja los coches ya inoperativos como si fuesen nuevos obstáculos. Esto hace que las carreras de más de 4 vueltas se vuelvan campos de minas cerca del final.

Hemos hablado mucho sobre destructibilidad, modos de juegos y locura, pero la potencia sin control no vale de nada. El motor de físicas de Wreckfest se siente ágil, arcade; pero no descontrolado. No puedo decir que sea como el de Forza Horizon, pero tampoco es tan sencillo como el de los Midnight Club. Este juego sabe encontrar el punto justo entre espectáculo y simulación de conducción ligera. Hay que saber usar acelerador y freno, y se puede personalizar la dificultad con los típicos activadores de ABS, tracción y demás sistemas. A nivel visual el juego luce correcto, bonito, muy de espectáculo del motor. Queda claro que los 4K 60 le sientan estupendamente a cualquier juego de carreras. Asimismo, los nuevos efectos de suciedad, texturas e iluminación hacen la experiencia apta para nueva generación.

Como el juego perfecto no existe, siempre hay que ver también los negativo. La vibración hace uso de los gatillos de impulso de Xbox para que sintamos las curvas, la aceleración y el derrape individualmente en cada gatillo. Sin embargo, cuando arrollamos objetos, o pegamos botes ligeros, no hay respuestas vibratoria. Es bastante decepcionante que no se haya aprovechado la vibración para sentir los trozos de coches sobre la pista. Por otra parte, el online de esta versión corre por su cuenta, así que me ha costado hallar partidas para disfrutar de tan divertida propuesta online.

Me gustaría terminar este análisis hablando de la fabulosa banda sonora y efectos de sonido que acompañan a Wreckfest. Los motores, reacciones del terreno y demás son correctos, sin embargo la música es fantástica. Como buen juego de destrucción y carreras arcade, la banda sonora juega sus cartas entre el punk y el heavy metal. Esto nos deja una abanico bastante variado que va desde el metalcore al nu metal, sin dejar de lado el rapeo, el heavy más clásico y el punk más rápido. Toda la banda sonora está pensada para que la sensación al volante sea trepidante y libere adrenalina constante.

En definitiva, Wreckfest es una fantástica propuesta de carreras y destrucción en su nueva versión para Xbox Series S|X. No es un espectáculo visual pero se ve estupendo. El rendimiento es más que correcto y los tiempos de carga muy escasos. La simulación y la destrucción de vehículos y escenarios genera un caos muy divertido, todo aderezado con una cañera banda sonora. Si algo hay que criticarle es que no aproveche mejor la vibración para una mayor inmersión.

29.99€ / 9.99€
9

Nota

9.0/10

Pros

  • Simulación de conducción
  • Variedad en los modos de juego
  • Destrucción como parte troncal del juego
  • Banda sonora magnífica

Cons

  • Requiere desembolso para actualizar a Series S|X
  • Vibración desaprovechada

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