Si estás cansado de emociones fuertes, de pegar tiros o el frenetismo desmesurado, The Witness te invita a recorrer su isla llena de puzles cuadriculados.
El tema de las exclusividades en esta generación parece el amor de verano quinceañero, intenso pero fugaz, y que se olvida con el tiempo dejando a los enamorados preparados para otra relación. Algo parecido ha pasado con The Witness (y tres cuartos de lo mismo con Firewatch), el cual salió en Enero de manera exclusiva en PC y PS4 y parece haber roto esa exclusividad para convertirse enteramente en título multiplataforma. Alegría para los usuarios de Xbox One sin lugar a dudas, ya que gracias al lanzamiento en esta consola, somos afortunados de poder experimentar uno de los juegos de puzles más desafiante, difícil y a la vez satisfactorio que podemos encontrar en el mercado.
Jonathan Blow ha sido el culpable de muchas noches de frustración, creador de otros juegos de la misma índole como Braid, y que ahora junto con su equipo de desarrollo Thekla, nos propone que nos estrujemos el cerebro de una manera muy particular. Sin decirnos nada, ni con objetivos marcados, ni con señales en el camino, manejaremos a una persona que se encuentra sitiada en una isla. Esta isla, la cual podemos recorrer libremente como a nosotros nos plazca, estará vacía de vida humana, con pistas que nos indican que allí una vez sí que hubo civilización, ya que presenta estructuras como pueblos, fortalezas, molinos…y cuadrículas que serán el eje conductor de The Witness.
Todos (o prácticamente todos) los puzles que nos encontremos en The Witness están relacionados con estos cuadros o cuadrículas de diferente naturaleza. Sin que nadie nos explique nada, nosotros deberemos averiguar la manera de resolver los acertijos que el juego nos proponga por nuestra propia cuenta. Mientras que en los primeros compases de la aventura todo es un “camino de rosas” donde simplemente tendremos que trazar una línea del punto A al punto B, poco a poco nos iremos dando cuenta de que The Witness nos quiere hacer pensar hasta cotas inalcanzables en algunos casos. Es más, al tratarse de un mundo abierto, de libre exploración y donde podremos resolver los puzles en el orden que mejor nos venga, muchas veces no sabremos qué hacer porque no nos han explicado (mediante sencillos puzles), la simbología de la cuadrícula que tenemos delante. Es por eso que, aparte de resolver acertijos, será fundamental explorar bien la isla para entender muy bien todos los tipos de puzles que nos podremos encontrar.
Todos los acertijos comparten un elemento común: trazar desde un inicio especificado una línea que vaya pasando por la cuadrícula hasta llegar al final de la misma. Aunque visto así parece sencillo, para nada lo es. Se nos irán añadiendo dificultades en los acertijos, como por ejemplo tener que formar tetraedros al más puro estilo Tetris con nuestro trazado, separar colores en una misma cuadrícula, pasar por puntos determinados antes de alcanzar el final, la búsqueda de la simetría con otros paneles, etc. incluso llegaremos a un punto donde habrá una simbología que afectará a la misma naturaleza de los puzles, como por ejemplo un elemento que anula un mal movimiento y que jugará a nuestro favor (o contra, si no sabemos utilizarlo). Más interesantes son los acertijos donde el propio entorno es determinante para la resolución de la cuadrícula, de una forma que particularmente no había visto en otros títulos de éste género, como por ejemplo utilizar las sombras que nos proporcionan las ramas de alrededor, los reflejos que inciden en los paneles y que nos resaltan el camino a seguir, la posición de las manzanas en los arboles que tenemos justo enfrente del puzle a tratar, patrones de colores, laberintos… no es nada fácil completar los 650 desafíos que componen The Witness (es más, dudo que lleguéis a resolverlos todos sin ayuda de guía), llegando incluso a ser frustrante. Eso sí, una vez superemos el quebradero de cabeza que nos tenga dándole al coco durante horas, la sensación es equiparable a la que sentimos cuando derrotamos un enemigo final de la saga Dark Souls, por poner un símil.
Aunque los comienzos en la isla parecerán fortuitos y sin ningún objetivo claro, poco a poco se irá desvelando un entramado que será el eje conductor de nuestras andaduras. Habrá 11 localizaciones específicas con un láser que tendremos que activar una vez completemos los puzles correspondientes. Estos láseres apuntarán a un mismo punto, el pico de la montaña que se encuentra en el centro de la isla, y que será el destino final de nuestra ardua y sesuda aventura. Por el camino nos iremos encontrando fragmentos de audio con citas célebres de científicos y personas de renombre dentro del mundo de la ciencia, para otorgar un punto más de misticismo y enigma. Incluso habrá un emplazamiento donde podremos visualizar una serie de vídeos relacionados con el enfoque físico, filosófico y/o simbológico que rezuma todo el título independiente. The Witness es el típico juego que puedes jugarlo directamente “pasando” de la historia que envuelve al juego, o puedes empaparte de estas pequeñas perlitas narrativas que adornan de manera magistral el título.
Uno de los puntos que dotan de personalidad a The Witness, y lo hacen único es su apartado gráfico. Todo es color y belleza, representado por figuras sencillas, de texturas casi planas, pero que aun así saben entrar muy bien por los ojos. Tampoco es un juego que permite adornar de más los escenarios, pues los mismos escenarios se necesitan para la resolución de los puzles, y que estén “muy cargados” podría generar confusión entre las pistas y elementos clave. Las localizaciones están muy diferenciadas, y pronto nos encontraremos en un desierto, como en un bosque o rodeado de bambús. Cada una de estas localizaciones tiene su propia esencia (y puzles) que las hacen únicas.
Poco podemos decir del apartado sonoro del juego. En prácticamente toda la aventura estaremos envueltos en el silencio más absoluto, cosa que se agradece porque necesitaremos una concentración extrema en algunas ocasiones, con la mínima cantidad de elementos que nos distraiga del enfrentamiento intelectual entre el cuadro y nosotros. Bonitos efectos sonoros en ciertas zonas con cascadas, pajarillos y nuestras pisadas, pero poco más. Eso sí, las voces en inglés con subtítulos en español, cosa de agradecer por la complejidad de las conversaciones que se dan lugar en The Witness con temas inusuales y, de cierta manera, abstractos.
[…] por completar un nivel… En muchas ocasiones he sentido algo parecido a lo experimentado con The Witness, otra propuesta de puzles, aunque para mentes brillantes y superdotadas (no como la mía, está […]
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[…] de Myst. Lo vuelvo a decir, es un juego muy contemplativo. Mucho más que propuestas parecidas como The Witness. Aparte de una pequeña biblioteca en la parte central, no habrá pistas de ningún tipo. Nada ni […]