Después de mucho tiempo, por fin ha llegado el momento de saber si Rime cumple las expectativas a nivel emocional…y os adelantamos que sí las cumple.

Al igual que el viaje del protagonista, el periplo del propio título que analizamos en estas líneas ha pasado por muchas etapas, comenzando su andadura como juego arcade para Xbox 360, cambiando su exclusividad a PS4 en meses posteriores, para al final acabar saliendo en varias plataformas a día de hoy. Bandazos y golpes a la deriva que no ha hecho debilitar a Rime, sino todo lo contrario, fortalecerlo para acabar siendo más que un juego, sino una experiencia que nadie debería perderse.

Prepárate para contemplar entornos idílicos en Rime.

Tequila Works, junto con el apoyo y  distribución de BadLand Games en nuestro país, son los culpables de esta maravilla audiovisual, difícil de catalogar, que podríamos denominar como un juego de puzles mezclado con un título contemplativo y de exploración. Controlaremos a un anónimo chico que, después de despertar en una playa de una soleada isla, tendrá que recorrer un viaje por distintos mundos hasta encontrar una meta de la cual no desvelaremos nada, por supuesto. Como en otros muchos juegos que conocemos como podría ser el caso de Journey, los diálogos no existen, ni voces, ni textos en pantalla que nos expliquen lo que sucede. Será el paisaje, los murales y el entorno los que hablen y nos expliquen lo que acontece en pantalla. Por supuesto, si queremos podemos jugar por el simple deleite visual de los mundos que componen Rime, y de hecho, la primera vuelta que demos no nos enteraremos de mucho hasta que no lleguemos al final del juego. Pero ya os aseguramos que, pese a no saber nada de lo que pasa, caeremos rendidos a los pies de Rime por todo lo que transmite.

Las imágenes de los murales será la única forma de entender lo que pasa en Rime.

Rime basa todo su encanto en transmitir sensaciones, y entre otros aspectos, usa su apartado visual para captar al usuario. Olvidaros de un juego next-gen con gráficos ultra realistas, Rime no necesita de eso, sino que reflejará cada mundo con una gama de colores muy viva, distinta, con personalidad propia y tan llamativa que siempre querremos saber qué esconde el próximo mapeado. Basado en las pinturas de Joaquín Sorolla y en el arte de Salvador Dalí , la imaginación del estudio es magistral, y desde el principio hasta el fin de la aventura nos maravillaremos con cada paisaje, rincón y habitación que encontremos. Tanto es así, que para un servidor, el incentivo que me hacía seguir jugando era conocer qué se ocultaba detrás de una puerta, cómo sería el nuevo mundo a explorar, o qué tipo de genialidad nos tenía preparada Tequila Works en el siguiente puzle.

No todo el campo es orégano, ni todos los entornos disfrutables de igual manera. Hemos notado cómo Rime sufría de bajadas bruscas de frames, algunas sin ninguna lógica aparente (suponemos que al cargar una nueva parte del escenario) siendo un problema que se arrastra en todas las plataformas disponibles, no sólo en Xbox One. Puede que no tenga una carga gráfica de escándalo, y por eso no entendemos estos momentos donde el juego “rasca”. Otro de los aspectos que no acabaron de gustarme fueron algunos detalles menores como el poco detalle del follaje de algunos árboles, alguna textura de rocas demasiado plana, y en general aspectos que deslucen más si nos acercamos demasiado. Tampoco es que sea fundamental en la jugabilidad, y la mayoría de veces disfrutaremos de paisajes desde la distancia y puede que nos fijemos en esas minucias.

Encontraremos enemigos en el juego, pero no habrá confrontaciones directas: todo a través de puzles.

Nuestro joven protagonista no sólo se preocupará de andar para encontrar la salida correspondiente, sino que tendrá que usar el coco para resolver diversos puzles, todos y cada uno de ellos diferentes. Puede que no sean tan “orgánicos”, ni que puedan resolverse de varias maneras como hemos visto en títulos recientes (el mismo Zelda, por ejemplo), pero encajan muy bien con el escenario y nos plantean situaciones curiosas. Algunos se basarán en mover objetos, otros jugarán con la perspectiva del escenario, otros con las sombras, animales como unos jabalíes, etc., sin llegar a suponer un desafío extremo como ocurre con otro juego que comparte un apartado visual parecido, The Witness.

En Rime no tendremos armas ni utensilios para utilizar salvo un pequeño grito que utilizaremos para acciones completas y la ayuda de un zorrito que nos acompañará prácticamente desde el comienzo de la aventura. Esto permite que la exploración por el mapeado sea completa, dejándonos total libertad para explorar las zonas en busca de objetos coleccionables. Estos objetos, sin ser esenciales para el desarrollo del personaje, sí que nos hará comprender un poquito mejor la historia que envuelve a Rime. Un mapeado que, aunque a primera vista parezca grande (sobre todo la primera zona, con esa isla que parece enorme) en verdad podríamos considerar bastante lineal. Esto no es malo, ya que de esta forma, el estudio conduce al jugador sin que se dé cuenta por la historia, sin temor a que nos desperdiguemos demasiado en otros quehaceres más banales.

Algunos escenarios consiguen transmitir mucho sin necesidad de diálogos o textos.

Si el apartado visual te coge de la mano derecha, el apartado sonoro te lleva de la mano izquierda. Es increíble la composición musical que contamos en Rime, y lo bien trabajadas que están todas sus pistas basándose principalmente en el uso de piano y violín. Es más, las melodías se irán modificando según las acciones que hagamos, y si por ejemplo, encumbramos el punto más alto de una torre, en ese mismo momento la canción cambiará de registro hacia algo más “épico” sin que apenas nos demos cuenta. Es todo un regalo a los oídos, y aunque a veces se agradezcan los silencios (que hay, pero muy pocos) no podemos hacer otra cosa más que alabar el trabajazo que hay en este apartado.

Puntuación
Gráficos
80 %
Sonido
100 %
Jugabilidad
90 %
Duración/Diversión
90 %
analisis-de-rimeSi dijéramos que Rime es un juego de puzles, estaríamos mintiendo. Si dijéramos que es un juego de exploración, también estaríamos mintiendo. Es más, si dijéramos que es un juego, en parte no sería verdad. Rime es una experiencia que no debe dejar pasar aquella persona que disfrute del ocio interactivo, de esos juegos que acarician la palabra “arte” con sus dedos y nos lo transmiten por la vista, los oídos y nuestras acciones con el mando. No dejéis pasar esta obra que firman los chicos de Tequila Works, porque seguro que no os dejará indiferente.

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