Análisis de Lost at Sea para Xbox Series X

Hoy os quiero traer el análisis de Lost at Sea, de Studio Fizbin y Headup. El juego de hoy es más una experiencia emocional que un videojuego al uso, además de que dura un par de horas. Por ende, es complicado extenderse demasiado en este análisis. No obstante, si me acompañáis durante los siguientes párrafos os llevaré de la mano a la isla donde se desarrolla nuestra historia y os contaré la mecánicas y misterios que allí se enconden. Lost at Sea puede ofrecer algún que otro momento interesante, aunque hay que saber mirar con el ojo adecuado.

Lost at Sea nos pone en la piel de Anna, una mujer que se ve perdida en una isla desierta en medio del mar. En esta extraña situación debe recuperar los retazos de sus recuerdos más relevantes y así reconstruir su trágico pasado. No queda muy claro cómo ha llegado a ese lugar, más bien parece un espacio onírico donde se mezclan los recuerdos y crean paisajes imposibles. Asimismo, la isla está atenazada por la sombra del remordimiento, la cual bloquea el acceso al punto más alto de la isla, y de paso nos persigue si nos la cruzamos. No hay un sistema de combate al uso, por lo que si nos persigue el remordimiento deberemos hacerle frente o huir. Hacerle frente en esencia es apuntar con la mira (jugamos en primera persona) a lo que resplandece hasta que eclipse a lo oscuro.

Con la premisa sobre la mesa, y en primera persona, exploramos la isla y hallamos diferentes biomas anti-naturales como construcciones con juguetes, autobuses amontonados o casas adosadas y múltiples Audi. No son Audi oficialmente porque no recuerdo que llevasen el logo, pero se podían reconocer por la forma. Cada una de estas áreas simboliza una parte de la vida de la protagonista. Si buscamos entre el decorado hallamos recuerdos incompletos que debemos encontrar por el resto de la isla. Para dicha tarea contamos con una brújula a lo Jack Sparrow que apunta a aquello que queremos hallar. De esta forma, al interactuar con los recuerdos que faltan, la brújula nos llevará hasta el lugar donde está el retazo perdido.

Al llegar a los diferentes retazos tenemos que superar acertijos y minijuegos. Algunos son más obvios que otros, aunque en algún caso he resuelto la situación sin tener demasiado claro por qué. En esencia, hay “carreras de obstáculos, pruebas de lógica y algún reto de plataformeo. Nada complicado. Por desgracia he sentido que la mayoría de retos estaban pocos inspirados e incluso se repetían entre ellos. Cabe destacar que entre todos los pequeños retos, sí que ha habido alguno que otro que me ha sorprendido por su originalidad, así como su representación del recuerdo. Es decir, hay cierta genialidad en contados momentos al representar los recuerdos mediantes puzles.

Lost at Sea no nos lleva entre isla ni a la deriva por el mar, más bien nos deja varados en una isla. Esta situación conlleva a un pequeño mundo abierto donde explorar. Por desgracia, tratar de explicar una tragedia desperdigando las etapas por un mundo sin dar indicaciones lleva a que se viva la situación de forma desordenada. En mi caso personal, viví la segunda etapa tras superar la tercera y la cuarta. Sencillamente no encontré la segunda hasta más adelante. No creo que sea adecuado presentar un hilo argumental que queda desordenado según como se mueva el jugador por el mapa. Por otra parte, toda la historia se cuenta en narraciones y dibujos elaborados, pero no hay cinemáticas.

Si hablamos del apartado visual y jugable, estamos ante un juego sencillo en todos los aspectos. Visualmente no destaca demasiado. Los biomas son bonitos y las secciones temáticas del recuerdo interesantes. No obstante, los juegos de luces son un tanto erráticos y se descontrolan. Cuando nos persigue el remordimiento el mundo se oscurece, y al vencerle o huir vuelve la luz. Sin embargo, a veces la luz se dispara y la imagen se vuelve incómoda y demasiado brillante. En lo jugable, podemos andar, correr o saltar. Pero si tocamos agua por encima de las rodillas morimos instantáneamente, pero si saltamos desde una montaña no. Son decisiones de diseño contradictorias. Más teniendo en cuenta que no hay barra de vida.

En definitiva, Lost at Sea ofrece una historia llena de reflexiones y situaciones que nos pueden dar ejemplo y consejo. No obstante, la ejecución como videojuego deja mucho que desear. Pocos puzles son capaces de sorprender y el mundo abierto chafa el orden de la propia historia. Por otra parte, gran parte del juego se siente un simulador de recados donde vamos de A a B y volvemos a entregar lo recaudado.

14.99€
5.5

Nota

5.5/10

Pros

  • Reflexiones sobre la aceptación y seguir avanzando

Cons

  • Mecánicas repetitivas
  • El mundo abierto rompe el ritmo
  • Duración escasa

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