Análisis de Knight’s Retreat, un juego de ajedrez dónde deberemos retirar nuestros caballos a través de rebuscados puzzles.

Hoy toca analizar uno de esos juegos que hacen que uno se tenga que estrujar el cerebro. Un título de estética minimalista y música relajante que sirve a su vez de distracción y reto. Knight’s Retreat, desarrollado por QUByte Interactive y Minimol  Games, es un bello juego de puzzles basado en el ajedrez. Lejos de desarrollar largas y concienzudas partidas como las que podemos ver en la miniserie de Netflix Gambito de Dama, aquí deberemos solucionar pequeños rompecabezas que irán aumentado de dificultad.

La estructura de Knight’s Retreat es simple, 80 fases que se dividen en 5 mundos abstractos por los que avanzar en nuestra aventura. Cómo principal peculiaridad y como indica su título, nuestra misión será llevar a la pieza del caballo (Knight en inglés) a la meta. Para ello, deberemos hacer uso de su característico movimiento en L para sortear el resto de piezas del tablero. Aunque no sólo moveremos a nuestros caballos, también deberemos colocar el resto de piezas de un tablero de ajedrez de una forma estratégica para lograrlo.

Reglas básicas

Lo primero que necesitaremos para poder disfrutar de Knight’s Retreat son unos conocimientos muy básicos del ajedrez. Tan básicos que simplemente con saber el movimiento de cada pieza será suficiente. Desde los primeros puzzles nos daremos cuenta que no tendremos a nuestra disposición un tablero de ajedrez al uso. Sino que sólo ciertas casillas estarán disponibles para nuestros movimientos, distribuidas eso sí, en forma de cuadrícula. Nuestras piezas protagonistas, los caballos que deberemos retirar del tablero, estarán pintados de algún color vivo y el resto de piezas serán blancas o negras. Deberemos llevar dichas piezas a las casillas coloreadas para acceder al siguiente nivel.

Aunque no sólo moveremos a nuestros caballos para llegar a la meta, ya que otras piezas estarán colocadas de forma estratégica para negarnos el camino. En Knight’s Retreat podremos mover todas las piezas del tablero siempre que su movimiento nos lo permita. Pero con una peculiaridad, cada vez que movamos a nuestros protagonistas la casilla que ocupaban quedará inutilizada. De tal forma que cada vez que movamos a nuestros caballos quedarán menos casillas para poder mover al resto. Y es aquí dónde comienza la curva de dificultad.

Curva de dificultad

A diferencia de casi todos los videojuegos, dónde vemos uno curva de dificultad ascendente que se allana progresivamente, aquí encontraremos una que se asemeja más a una montaña rusa. Knight’s Retreat me ha recordado sobre todo a The Witness por la progresión de sus puzzles. Lejos de aprovechar la misma mecánica e ir aumentando su dificultad, el juego nos dará un respiro mostrándonos nuevas mecánicas que la disminuirán temporalmente. Una vez que hayamos asimilado esta nueva mecánica en un par de fases sencillas, volverá a mezclarlas con las aprendidas anteriormente en fases de mayor dificultad. Siendo algunas un auténtico reto para el jugador.

Encontraremos todo tipo de premisas a lo largo de sus 80 puzzles. Piezas que mueven de forma simétrica, casillas que cambian la distribución del tablero u otras que las ponen bocabajo incluyendo a la pieza que se encontraba sobre ella. Sin duda me parece todo un acierto, porque después de pasarnos varios minutos para resolver un nivel complicado, el juego nos ofrece un respiro para asimilar la nueva curva de dificultad que nos propone.

Diseño artístico minimalista

Lo primero que salta a la vista en Knight’s Retreat desde que llegamos al menú del juego, es la casi inexistencia de su HUD. La interfaz del juego es increíblemente limpia, apenas un par de iconos “ensucian” la pantalla, uno para el menú, otro para deshacer movimiento y uno para reiniciar el tablero. Sus 80 fases se dividen en 5 mundos de aspecto abstracto en forma de bosque, desierto o un volcán. Utilizando una paleta de colores vivos, aunque no saturados, muy agradables a la vista. Todo esto acompañado por una música ambiental muy relajante y necesaria para no desesperar ante la dificultad de algunas fases.

Conclusiones finales de Knight’s Retreat

En líneas generales podemos definir a Knight’s Retreat como un juego que cumple a la perfección lo que se propone. Cómo me dijo Ríos, compañero de nuestra web, el otro día: “un juego de esos que es como las láminas rosadas que comes entre sushi y sushi para limpiar el paladar”. Un juego de puzzles sin historia, que tanto nos puede servir para relajarnos entre dos juegos más “pesados” o cómo reto personal para poner a prueba nuestra agilidad mental y pensamiento lateral.

Es uno de esos títulos, como los de Jonathan Blow, que consiguen que te sientas inteligente cuando superas uno de los puzzles en los que te habías quedado encallado. Con un aspecto visual y sonoro de los más placentero hará que pasen las horas volando mientras resolvemos sus rompecabezas. Cómo único aspecto negativo, un par de veces he tenido que reiniciar un nivel porque al deshacer un movimiento algunas piezas se superponían con otras imposibilitando que avanzase por él. Un título que recomiendo encarecidamente a los amantes del género, sobre todo por su precio, que ronda los cuatro euros.

Knight's Retreat

3,99€
8.5

NOTA

8.5/10

Pros

  • Estética minimalista muy agradable a la vista
  • Puzzles muy variados y con una curva de dificultad muy bien desarrollada
  • Música ambiental muy relajante que ayuda a la concentración

Cons

  • Algún fallo en el desarrollo de la partida que ha impedido su funcionamiento, pero se ha solucionado reiniciando el juego.

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