Si te gusta la infiltración, El Hijo te propone moverte entre escondrijos con una ambientación inigualable

Para quienes no sean muy hábiles en la materia, meterse de lleno con un juego de sigilo puede ser un desafío. La paciencia, el uso de nuestro cinco sentidos y todo el despliegue de accesorios que suelen tener estos “amigos de las sombras” son prácticas que el buen jugador debe cultivar y amaestrar. Por eso mismo, no conviene agobiarse con toda esta montaña de dificultades. Y nada mejor que contar con El Hijo: Wild West Tale, un título de infiltración que levanta la mano en cuanto a exigencia en pos de la diversión directa del usuario.

El niño más habilidoso del convento

HandyGames y Honig Studios son las compañías responsables de brindarnos esta particular propuesta basada en el Oeste. La historia girará en torno a una madre y su pequeño, quienes viven tranquilamente en su rancho hasta que unos bandidos deciden arrasar con nuestro hogar. La madre, entre desesperación y sed de venganza, decide dejar a su hijo en un convento mientras ella se toma la justicia por su mano. Pero claro, de tal palo tal astilla, y el pequeñín no tarda ni un instante en planear su escape de ese lugar con tal de ayudar a su madre.

Aunque nosotros iremos alternando el control entre la madre y el hijo, casi todo el peso de la aventura recaerá sobre éste último. De hecho, el nombre del título no da pie a dudas en ese aspecto. A través de una vista isométrica, tendremos que escabullirnos de las distintas zonas que visitaremos sin ser vistos, en unas mecánicas de sigilo que están presentes de principio a fin de la aventura. Eso sí, como he dicho en las primeras líneas, todo con una curva de dificultad muy bien medida, siendo amable con el jugador en todo momento para que la frustración no se apodere de nosotros.

Sé un vaquero… pero muévete como un ninja

Pese a estar basado todo en las típicas películas de spaguetti-western, lo cierto es que hay una premisa en El Hijo: A Wild West Tale que se cumple en todo momento: la falta de violencia. Es curioso cómo un título con esta ambientación prescinde de muerte y armas para hacerlo apto para todos los públicos, y la verdad es que el resultado sorprende. El pequeño de la familia portará piedras, muñecos de hojalata y otro tipo de distracciones para esquivar a los enemigos. La madre, por otro lado, también usará sus medios alternativos como tirachinas para salir airosa de las situaciones. Todo, como he dicho, de manera muy funcional y jugando siempre con el propio escenario.

Cada zona contará con su particular propuesta. Habrá sitios del convento donde tendremos que ir entre las sombras, otros momentos donde habrá que desmantelar una operación de los bandidos, viajes en un carro de la mina, etc. Esta diversidad de escenarios sientan genial a la propuesta, y aunque al principio vemos “mucho monje y poco bandido” según vamos progresando esta sensación se disipa.

Inspiración divina

Por el camino podremos salvar a niños que están cumpliendo órdenes en cada fase. Aunque bueno… más que salvar, los “inspiramos” para que estén más contentos. Estas misiones secundarias no son más que una mera excusa para escudriñar bien cada nivel y enfrentarnos a desafíos adicionales, pero tampoco constará mucho dar con la ubicación de cada chaval. Además, gracias a un sistema de “prueba y error” que no castiga en exceso, si nos pillan apareceremos muy cerca de nuestro objetivo, dando el juego pie a que intentemos las veces que haga falta ese tramo hasta dar con la tecla.

Si quieres un juego basado en el Salvaje Oeste más maduro y exigente, te recomendamos que leas nuestro análisis de Desperados III

Mentalidad de niño pero con gran aptitud visoespacial

Me ha sorprendido gratamente el manejo de El Hijo: A Wild West Tale. Jugablemente es muy sencillo de controlar, y con pocos botones podremos hacer muchas cosas. Según avanzamos en la aventura veremos muchas más posibilidades, ya sea por nuestro equipamiento o por los objetos que se encuentran esparcidos en cada zona, y al tener esa curva de dificultad tan buena, que no os extrañe acabar utilizando todo lo que está en nuestra mano para salir con éxito de las situaciones. Es muy orgánico e intuitivo, y en una propuesta de este calibre, se debe tener en cuenta.

¡Órale, compadre! Qué bien le veo

El aspecto visual también es muy agradable. Llama la atención los colores que vemos en pantalla, y la variedad de escenarios que encontraremos. Pese a su atractivo visual que puede generar en un primer golpe de vista, luego es cierto que encierra un estilo simplificado, con texturas poco definidas y cierta simpleza en los escenarios. Esto no es nada malo, ya que no tendremos distracciones ni nos volveremos locos buscando el objeto de turno que nos sirva para disuadir al rival. La música, por otro lado, también acompaña de maravilla, entremezclando temas tranquilos cuando la acción lo requiere, con otros más “moviditos” cuando la acción (poca, cabe decir) hace acto de aparición en escena. Todo ello aderezado con subtítulos en español, gesto de agradecer.

Conclusión de El Hijo: A Wild West Tale

Nunca habíamos experimentado una visión del Salvaje Oeste así, y lo cierto es que no desentona en absoluto. El sigilo se apodera de este spaguetti-western, ofreciendo una experiencia muy agradable tanto a neófitos de estas mecánicas como a los avezados que saben moverse entre las sombras. La falta de violencia y el colorido de los escenarios llaman mucho la atención. La sangre y pistolas es sustituida por juguetes y tirachinas, teniendo que usar nuestro ingenio y objetos del propio escenario para acceder a la siguiente zona sin matar a nadie por el camino. Una obra diferente que merece su reconocimiento, y a poco que te guste la temática o la infiltración, seguro que se convierte en un título a tener en cuenta en tus compras digitales.

El título de HandyGames y Honig Games ya se encuentra disponible a un precio de 19.99€. Lo puedes encontrar en la Store oficial de Xbox pinchando aquí.

El Hijo: A Wild West Tale

19.99€
7.5

Nota Final

7.5/10

Pros

  • Sigilo con una curva de dificultad muy bien llevada
  • La alternancia de personajes
  • Sin violencia, apto para todo el mundo

Cons

  • Faltan más partes de acción
  • Rescatar (o inspirar) a tantos niños puede que no sea el mejor incentivo para explorar el nivel
  • Tarda mucho en arrancar con el Oeste: mucho monje y poco bandido

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