Adentrarse en videojuegos de los ´90 puede ser una maravilla…o la peor de tus pesadillas. Sumérgete en el análisis de Bedlam para conocer el homenaje a los shooters clásicos de los que hace gala este título independiente.

Directo a nuestra Xbox One nos llega Bedlam, juego independiente creado por el novelista de libros sobre videojuegos Christopher Brookmyre con la colaboración del desarrollador de RedBedlam, Nick Witcher . A modo de homenaje a los shooters de los años ´90, en Bedlam navegaremos por diferentes juegos en primera persona con un resultado, cuanto menos, curioso. Si quieres retrotaerte por clásicos atemporales del mundo del videojuego, Bedlam puede ser una apuesta fuerte para ti.

Olvidaros de los shooter que tenemos hoy en día, con regeneración de salud, autoapuntado, modo online o con objetivos claros en el mapa. Volviendo a la época de los ´90, en Bedlam nos encontraremos esa jugabilidad tosca y simplista de matar a todo lo que se mueva y buscar la salida. Al no contener los derechos de los juegos clásicos (lógico por otra parte) los nombres de dichos títulos serán inventados, pero gráficamente sabremos con total certeza por donde nos estamos moviendo. Starfire, Death´n Glory o Calastria son un mero maquillaje para ocultar la esencia de juegos como Quake, Half-Life, los primeros Call of Duty, e incluso Halo. Esto no se queda aquí, ya que pese a que Bedlam no cuenta con los nombres de los juegos por donde transcurre la acción, sí que escucharemos a los diferentes personajes que componen la aventura mencionar títulos tan importantes como Bioshock, Minecraft o Skyrim o incluso citar tarjetas gráficas de la época como Voodoo.

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¿Alguien ha visto al Jefe Maestro por aquí?

Como cabe de esperar, los gráficos y texturas de todo el título serán básicos, acordes a los tiempos en los que transcurre la trama. Hasta la misma protagonista se alarmará por el apartado visual, e incluso veremos bugs y fallos gráficos adrede, como tanques a aparecen y desaparecen delante de nuestros ojos. Las pantallas principales, pese a ser pasilleras, tendrán cierta libertad para que la abordemos de la manera que mejor nos guste. Puede que algunos de los juegos de los ´90 fueran con esa tesitura, pero echamos en falta otro tipo de fases más laberínticas, con búsqueda de tarjetas de colores y “back-tracking” constante. Es decir, algo estilo Doom. Sin embargo, tenemos que alabar por otra parte otros añadidos que han incluido y que aportan frescura al título, como repeler oleadas de enemigos, defender zonas frente a otro equipo o vivir en nuestras carnes una partida Deathmatch a 15 muertes al estilo Quake. Todo esto impregnado con un sutil toque de humor que lo hace muy ameno.

Existen después otro tipo de situaciones más variopintas, sin perder la vista en primera persona, que nos sumergen en otros universos que poco tienen que ver con los shooters. Clásicos homónimos como Space Invaders, o una réplica del Pac-Man se darán cita en Bedlam aportando otro tipo de situaciones que nos harán olvidar un poco la repetición de fases comunes. Nada malo que alegar, siendo egoístas nos faltan muchos juegos por recorrer. (¿Los veremos en un próximo Bedlam 2?). Con sus más y sus menos, al final tendremos unas 5 horas de recorrido por el mundo de los videojuegos desarrolladas con mucho acierto y mimo.

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Esta calavera el primo-hermano de los fantasmas de Pac-Man

La jugabilidad de Bedlam es bastante sencilla: disparar a todo lo que se mueva en pantalla mientras encontramos la salida de turno. Mucho arsenal en nuestro haber, aunque no nos ha gustado la efectividad de algunas de estas armas. Por poner un ejemplo, con la pistola láser que encontramos al principio de la aventura mataremos a nuestros adversarios de un solo disparo, y luego nos encontramos una escopeta pixelada al estilo Minecraft que no es tan efectiva como cabía de esperar. Todo tipo de armas de fuego irán aumentando nuestro arsenal personal, pasando por armas futuristas como la pistola láser antes citada, por metralletas de la segunda guerra mundial, lanzacohetes, ballestas, espadas que lanzan bolas de fuego y un largo etcétera. La selección del arma que queremos usar es algo tediosa, ya que tendremos que usar la cruceta para ir seleccionando el grupo de armamento que queramos y puede ser un incordio en momentos de tensión e intercambio de disparos.

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Lanzacohetes, metralletas, espadas….tendremos armas para dar y tomar.

Otro de los aspectos que respeta muy bien Bedlam es la ausencia prácticamente total de música. Como en los juegos de esta vertiente de los ´90, la mayoría de las veces  sólo escucharemos nuestras pisadas y los disparos de nuestras armas. Aunque en verdad es así en la mayoría de los casos, no hubiese estado mal incluir unas melodías que encajaran con cada juego que recorremos. Sólo en algún momento concreto, como la pantalla de Halo o la fase de naves espaciales, nos libramos de ese silencio tan común en los shooters clásicos. Uno de los culpables de romper con frecuencia esa mudez serán los diálogos que nuestro personaje tendrá con otras habitantes de Bedlam,en un inglés con algo de acento ruso, pero traducidos a un perfecto español. Y hablando de la traducción, ésta consigue muchos puntos por su genial localización, sin pelos en la lengua y mencionando cadenas importantes de España como Media Markt o con expresiones algo más subidas de tono con insultos de todo tipo por citar algún ejemplo

¿Interesado en Bedlam?

Puntuación
Gráficos
60 %
Sonido
65 %
Jugabilidad
70 %
Duración/Diversion
60 %
analisis-de-bedlamEn un claro homenaje a los shooter clásicos de los ´90, Bedlam nos realiza un recorrido virtual por esas texturas tan simples, esa jugabilidad tan llana y esas armas tan manidas que tantas horas de diversión nos dieron a los más veteranos del lugar. Pese a que las primeras horas consigue entretener, al final su base fundamental cae por su propio peso, ya que tanta repetición de situaciones, aunque sean en mundos diferentes, consiguen aburrir convirtiéndose en una tarea tediosa de completar. Además, faltan otros aspectos como una mejor disposición de las fases, con escenarios laberínticos estilo Doom, o incluso mayor presencia de otros mundos o modos de juego vistos hace 20 años. Lo que no cabe duda es que, en mayor o menor medida, Bedlam consigue teletransportarnos a esos gloriosos años ´90.

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