Puede que muchos no conozcan la saga Black Mirror, pero gracias a este reinicio en consolas podremos vivir de nuevo la experiencia tan particular que propone.

En todos estos años hemos visto el terror ejemplificado en una gran diversidad de juegos, de mil maneras posibles y tocando diferentes palos. Desde muertos vivientes, seres paranormales, hasta factores clave como un personaje vulnerable, falta de munición o en condiciones extremas que agobien hasta la saciedad, nuestra sed de ganas de pasarlo mal (o bien según se mire) no tenía límites. Por eso mismo, y tenemos un ejemplo claro este año, las compañías buscan plasmar nuestros miedos en títulos con una ambientación que nos sobrecoja, casi siempre encarnando la primera persona, pero con excepciones como la aventura gráfica que os presentamos hoy en el análisis: Black Mirror.

He de reconocer mi desconocimiento de esta veterana saga, que debutó allá por el 2003, y tras otras tres entregas, vuelve gracias a THQ Nordic y King Arts Games con una especie de reinicio adaptado a los tiempos modernos. Eso sí, veremos que no hará falta conocer los títulos anteriores para sumergirse de lleno en una aventura que mezcla elementos del point´n click clásicos con otros componentes modernos de las aventuras conversacionales.

En nuestra aventura deberemos ayudar a varias personas que trabajan en la casa.

Forma parte de la familia Gordon, desdichados desde hace muchas generaciones

Bajo nuestro control tendremos a David Gordon, un chico adinerado que vive en la India y que por motivo de la muerte de su padre, el señor Jhon Gordon, tiene que volver a la casa familiar sitiada en Escocia, la longeva Black Mirror. Pese a que nuestro aristócrata protagonista sólo tiene la intención de heredar la lujosa casa y pasar página de tal terrible pérdida, pronto descubrirá que la muerte de su padre esconde muchos misterios que necesitará resolver. Lo que un principio parecía una muerte sin más, luego se torna en suicidio, para después llegar a pensar en una posible maldición, por lo que David tendrá que permanecer más días en esa gran mansión interrogando a todos los empleados que trabajaron con su padre en una sucesión de capítulos muy lineales que encajan muy bien con el género del juego.

Como ya hemos dicho, Black Mirror recoge la esencia clásica de las entregas anteriores pero actualizándolas al sistema jugable actual. Las mecánicas point ´n click siguen presentes, pero de una manera mucho más simplificada al jugar con mando, haciendo falta sólo pasar cerca de los objetos clave para que resalten. No es que ésta sea la base fundamental, pero facilita mucho las cosas a la hora de encontrar los diferentes acertijos que estarán esparcidos por toda la casa y sus alrededores. Aun con esta ayuda de la que hemos hablado, no habrá que confiarse, ya que los puzles y desafíos mentales que se nos presentan contienen una dificultad bastante ajustada, no siendo un mero trámite como sí ocurre en otros juegos. Es más, la dificultad a veces puede jugar en su contra, ya que habrá momentos de la aventura donde o resolvemos un puzle, o no podremos cambiar de habitación, siendo un problema importante si en ese momento desconocemos la manera de resolver el acertijo y queremos dejarlo para más adelante.

Habrá momentos para reompecabezas, otros para conocer más el pasado de los Gordon, y pequeñas conversaciones.

Conversaciones…pero sin toma de decisiones.

Los diálogos, interrogatorios y todo tipo de conversaciones también serán una parte fundamental de Black Mirror. Aquí si que vemos una clara influencia de las aventuras conversacionales desarrolladas por TellTale Games, al tener un cuadro de respuestas bastante escueto, ligerito de digerir y que van directos al grano sin dar muchos rodeos. Pese a estas similitudes, o situaciones donde podremos escoger una respuesta u otra, no encontramos que el peso de nuestras acciones cambie la trama, lo que hubiese supuesto todo un puntazo. En cierto momento de la aventura, nuestro protagonista empezará a sospechar de todo aquel que trabaja en la casa, y hubiese estado genial poder sacar cada jugador sus propias evidencias para culpar a nuestro principal sospechoso. Sin embargo, esta falta de decisión personalizada en la aventura se suple con la personalidad de cada NPC de la casa, ya que desde el primer momento nos quedaremos con su carácter, forma de pensar, miedos y posibles entresijos que ocultan bajo el techo de la mansión.

El guaperas del jardinero estará envuelto en un velo de misterio.

¿Pero, y qué pasa con el factor miedo?

No, no me olvido de la tensión que podemos vivir en Black Mirror. Pese a que empieza bien, con un prólogo que nos deja con mucha incertidumbre, y unos comienzos en la mansión donde no sabremos muy bien qué es lo que pasa, al ir descubriendo los misterios que envuelven a la familia Gordon el factor miedo se irá desquebrajando, quedando relegada a una sucesión de sustos fáciles en momentos concretos. Puede que al no poder morir nunca (aunque puede que tengamos que repetir secciones muy concretas si no las hacemos bien…) todo ese suspense o miedo a perder todo nuestro progreso disminuya. Tampoco tendremos armas, o utensilios con los que defendernos, ni podremos huir a toda velocidad: os recordamos que pese a la ambientación lúgubre y misteriosa de Black Mirror, no deja de ser una aventura gráfica.

Habrá que explorar los exteriores como el jardín de la mansión.

Black Mirror, la mansión gemela de Resident Evil

Pese a que todo este trabajo está respaldado por una gran compañía como THQ Nordic, no podemos dejar de catalogar al juego como producto independiente. Como tal, no cuenta con los mejores gráficos, pero sí que reúne todo lo necesario para no echar en falta nada más. Con una estética que se aproxima al cell-shading, recorreremos una mansión llena de estancias, así como unos emplazamientos exteriores más adelante en la aventura. Cada cuarto está recreado con detalle, y enseguida nos familiciaremos con cada rincón, pues pasaremos unas cuantas veces por cada habitación en busca de respuestas a nuestras preguntas. Gracias a un sistema de cámaras muy al estilo de los primeros Resident Evil, podremos ver con facilidad los rincones más importantes de la mansión, sin preocuparnos nada más que de escudriñar todo minuciosamente para no pasar nada por alto.

Los personajes, por desgracia, no rinden al mismo nivel que los escenarios, y en abundantes ocasiones encontramos caras faltas de expresiones, incluso con fallos en su diseño (no han sido pocas las veces que los personajes tenían los ojos completamente blancos). Algunas transiciones entre habitación y habitación tampoco están muy conseguidas, aunque lo verdaderamente molesto son los fallos en el sistema de detección de obstáculos que tiene nuestro protagonista: una ligera esquina, una piedra mal posicionada, o una jugarreta de la cámara que no nos permita ver con claridad y David se quedará completamente pegado al objeto, sin posibilidad de avanzar, siendo un inconveniente que a mi particularmente no me ha gustado.

En ocasiones perderemos el uso de razón y tendremos que resolver un mini-juego.

La música deja paso a la nube del misterio.

El apartado sonoro es claramente otro factor clave para introducir suspense y tensión al jugador, y os podemos asegurar que no falla. Es cierto que la mayoría de las veces no habrá música ninguna, siendo los efectos de sonido como la lluvia, el crepitar de la madera, o nuestras pisadas las que nos creen una atmósfera “poco agradable”. Sólo en los momentos cumbre de la historia escucharemos algún fragmento musical. Pese a que el título no viene doblado al español (aunque sí que estará traducido) hay que elogiar el gran trabajo en el doblaje que se ha realizado, con acentos ingleses o escoceses de gran factura técnica. La traducción de los textos no está del todo mal, pero es cierto que en contadas ocasiones nos hemos encontrado frases en inglés, sin que lleguen a empañar para nada la historia.

Puntuación
Gráficos
75 %
Sonido
80 %
Jugabilidad
80 %
Duración/Diversión
80 %
analisis-black-mirror-reboot-una-gran-sagaBlack Mirror se postula como una buen alternativa para aquellos usuarios que quieran una aventura gráfica cargada de puzles y con una parte de terror para estar siempre en constante tensión. La historia atrapa, los personajes también, y aunque como juego independiente tiene sus fallos en el apartado visual, pocas pegas importantes podemos poner al juego salvo la falta de decisiones por parte del jugador o una linealidad que puede jugar en su contra. No le perdáis el ojo, más aún si ya habéis disfrutado de las entregas anteriores.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.