¿”Love story”… “Pretty woman”… “Titanic”? … aficionadillos. Porque en los videojuegos también hay grandes historias de amor, os recordamos algunas de ellas en el Día de los Enamorados
Gafapasters y millenials de “el día de los Enamorados es un invento de El Corte Inglés” y demás fauna, pueden obviar este articulito porque aun quedamos románticos y románticas en la redacción de Comunidad Xbox a los que, fíjate qué tontería, además de reventar cabezas, vaciar cargadores, hacer explotar cosas o meter goles, también una bonita historia de amor nos hace brotar la lagrimilla. Quizá hoy es un buen día para recordar la suerte que tenéis de que vuestra pareja os soporte repasando algunos de esos videojuegos que contenían un gran romance o un gran momento “love story”.
Por supuesto (ya os lo veíais venir, ¿verdad?) hablar de romances en los videojuegos es hablar de Bioware, que siempre les da un gran protagonismo en sus obras más recordadas de los últimos tiempos, las sagas Mass Effect y Dragon Age. Ante varias opciones de relación amorosa, se deja en manos del jugador elegir quién será nuestro o nuestra “churri” y tendremos que conquistarla poco a poco, paso a paso.

Cómo olvidar a Liara o a Kaidan en la primera o a Morrigan, Leliana o Cassandra en la segunda. Si no los habéis jugado, hacedlo y lo entenderéis. Al final os importará casi más tener sus corazones que salvar Thedas o a la Vía Láctea.

No todos los romances son tan clásicos en su forma claro; en algunos videojuegos son sutiles, diferentes… y magníficos, como la preciosa y especial historia entre Monky y Trip en Ensalved: odyssey to the west, de los siempre interesantes Ninja Theory.
Trip necesita la fuerza y destreza de Monky para sobrevivir en el mundo devastado y salvaje, acosados por los robots asesinos que lo pueblan. Le somete con una diadema que le obliga a obedecerla. Hay un momento absolutamente maravilloso, ya avanzado el juego en que Trip se apiada del poderoso pero dulce Monky le dice que lo va a liberar del yugo de la diadema de control. Pero Monky le dice simplemente: “No, no lo hagas. Déjamela puesta…” En ese momento se destila más amor y romance que en toda “Pasión de Gavilanes” y culebrones turcos, niños y niñas…

Decidido a contar con otros puntos de vista me voy a preguntar por la redacción de Comunidad Xbox. Primero me encuentro con Mario Vadillo envolviendo disimuladamente una caja de Mon Cherry y le asalto (tras unas breves observaciones sobre dónde colocar el lacito) con el tema:
“El amor no solo es sentir mariposillas en el estómago y vivir en mundos de piruleta”, me dice mirando al techo lánguidamente. “El amor es apoyo, dar tu hombro para que tu pareja siga caminando, y luchar por vivir un dia más. Algo así le sucede a Bayek en Assassin’s Creed Origins, que tras la muerte de un ser querido, su vida cambia radicalmente. Por suerte, encuentra el afecto de Aya, quien no duda en quitar peso a la profunda carga que tiene que soportar, y en sosegar la ira que le hace perder la razón. El amor en este caso no es fugaz, ni risueño. El amor que vivimos en Egipto es vital, duradero y necesario para que todo llegue a buen puerto”.

Y es que es bien cierto que el amor no siempre tiene que ser el típico romance ni tampoco el típico “chico conoce a chica”. Y claro, esto nos llevó a hablar de “Life is Strange”:
“Hay amores no correspondidos, hay amores fuera de nuestro alcance y luego existen amores que son solapados por otros amores. Los hermanos Diaz en Life is Strange 2 están en permanente persecución, y eso hace que tengan que viajar de un lado para otro sin tiempo para descansar o conocer a otras personas. Este hecho no impide que Sean, el hermano mayor, se enamore locamente de una chica con la que trabaja en un campo de cultivo. Comparten misma situación personal, mismas ilusiones de futuro y misma filosofía de vida. Por desgracia, y pese al interés que muestran ambas partes, existe otro amor que anula todo lo que forjan Sean y su musa del campamento. El amor fraternal que debe verter Sean hacia su hermano pequeño hace que al final todo se vaya al traste. Mala suerte Sean, otra vez será…”

Pero claro, tampoco podemos dejar atrás el primer Life is Strange y esa unión poderosa e irrompible, ni por el tiempo ni por la tragedia que es la que irremediablemente unen a Max y Chloe en el juego. ¿Es amor… es amistad? ¿Cuál es la diferencia? Max (al menos en uno de los finales) incluso dejará que el mundo arda con tal de no perder a Chloe. ¿Hay amor más grande?

Dejo a Mario con sus Mon Cherry y me encuentro con Sabrina. Con sus gafas, su porte serio y teniendo en cuenta que es licenciada en Química, pienso que me va a dar una explicación científica del tema. ¡Ja! Me sale con Max Payne:
“Aquí nos encontramos dos enfoques distintos del amor”, me dice, muy profunda ella. “En Max Payne experimentamos un tipo de amor muy intenso, ese que trasciende y mueve los hilos desde lo más profundo y visceral. Un hombre roto por el asesinato de su esposa Michelle, sumido en adicciones y alcoholismo. No por nada su apellido es Payne, un homónimo de Pain, que en inglés significa “Dolor”. En cambio en Max Payne 2 cambian un poco la trama ofreciéndole una oportunidad al atormentado protagonista de conectar con alguien a nivel sentimental. Es la hermosa Mona Sax quien, poco a poco, cooperando y ganándose la confianza de Payne logra que salga de ese atolladero emocional tan auto destructivo en el que estuvo todo ese tiempo. En el juego experimentamos verdaderos momentos de intimidad muy bien logrados porque nunca se tiene esa sensación de que sucede algo que rompa el respeto al recuerdo de Michelle, sino que por el contrario, se trata de un cambio de registro maduro que tenía que suceder”.

Aún turbado por la visión de Max Payne de Sabrina (y yo creyendo que era un juego de pegar tiros) me encuentro a Loli. “Ya está”, me digo; “Loli me va a decir que el amor es una gilipollez, que lo que mola es Gears… jajaja…”.
Pues sí… y no:
“Si tenemos que hablar de amor con mayúsculas en el mundo de los videojuegos, y más concretamente en Xbox, ningún amor tan puro como el de Dom y María en Gears of War“, me dice moviendo la cucharita en la máquina del café, para mi sorpresa. “Buscar desesperadamente a la mujer de tu vida, la cual fue “arrancada de tus manos por los locuts“, fue una ardua tarea para nuestro compañero de la CGO. Siempre con su foto cerca de su corazón para poder sentirla. Aunque más doloroso tuvo que ser encontrarla en aquellas condiciones. Pero el gran amor que Dom sentía por ella, solo le dejaba ver su interior, su autentica belleza. Todos sabíamos en aquel momento que la vida no era justa para ninguno de ellos. Nos quedamos acongojados y sin poder mediar palabra, aun sabiendo cual seria el siguiente paso de Dom. Marcus, nos puso los pies sobre la tierra con una frase de consuelo para su fiel amigo: “Dom, tranquilo”. Y pidiéndole perdón una y mil veces a Maria, Dom puso fin a su dolor con un disparo ensordecedor. Sin ninguna duda, Dom amaba a Maria. Tanto que ya en Gears of War 3 las ultimas palabras de este gran personaje fueron: “¿No pensaste que fuera a terminas así eh, Maria?”. Una historia de amor tan profunda que en Gears of War 4 podíamos volver a recordar mediante el Easter Egg del cementerio. Se que en San Valentín solo nos gustan las historias de amor con final feliz. Pero en esta ocasión, su final feliz fue volver a estar juntos en un mundo sin locuts”.

Me marcho con una depre de caballo y pensando que el mundo es una mierda pero no todo está perdido, porque me encuentro a mi amigo Harold Molina que me recuerda a la otra gran saga de Xbox:
“Habla de Halo“, me dice. “A lo largo de tres entregas principales y un montón de contenido transmedia de por medio es que el inicio de la era de 343 Industries con la serie de Halo abrió por todo lo alto con un Halo 4 que no solo trajo de vuelta al Jefe Maestro y su fiel ayudante Cortana, sino que además nos brindó un acercamiento mucho más íntimo a la relación de ambos personajes. A lo largo de toda la serie le hemos cogido gran cariño a la IA de color azul y el riesgo de perderla motiva al Jefe Maestro a hacer lo imposible por salvarle de su estado de rampancia.
La relación entre ambos personajes es una bastante especial y sin importar el riesgo se las arreglaron para salvar a la humanidad todas las veces que fue necesario, la historia del Jefe Maestro y Cortana es un viaje a lo largo de decenas de horas, un viaje de esperanza, de compañerismo, del significado de ser una máquina y como hasta el más duro de nosotros también tiene un corazón, “Soldiers aren’t machines”.

Volviendo a mi escritorio recuerdo entonces a alguien: a Geralt de Rivia y Jennefer en The Witcher 3: Wild Hunt. Porque, a lo mejor os da la impresión de que no se aman, o de que sólo él la ama a ella, por que la Jenny se las trae: ambiciosa, interesada… pero ¡ah, amigo, qué poco conocéis a las mujeres!

Porque al final, esto del amor tampoco tiene que ser lo típico de las pelis románticas americanas. Hay muchos tipos de amor y a fin de cuentas a dos enamorados les importa poco que el resto del mundo les entienda (a Geralt y a Jennefer desde luego no les importa un pimiento). Sólo les importa a ellos y en el caso que nos ocupa, los videojuegos, a tí que lo estás jugando. Love is in the air… y en la consola.