El director creativo de Irrational Games, Ken Levine, ha admitido que durante una fase del desarrollo Bioshock Infinite era exactamente igual que la primera entrega de la serie, sólo que en el cielo.

Varios miembros del equipo fueron entrevistados por el medio especializado Gamasutra. El director de desarrollo de producto Tim Gerritsen habló sobre el toque europeo del juego: “Tiene un toque muy europeo, muy art-nouveau”.

Cuando se dieron cuenta de que la similitud con la primera entrega era excesiva concluyeron que necesitaban cambios. Así lo afirmo el director artístico Nate Wells: “en dicho momento llegamos a la conclusión de que teníamos que hacer cambios agresivos para darle una apariencia distinta”.

El jefe de arte Shawn Robertson continuó: “fue incómodo para nosotros. Ken Levine empezó a rechazar las nubes diciendo que las quería más azules. Estamos muy incómodos, nuestra primera reacción fue negativa porque eran demasiado de dibujos animados… Pero cuando las vimos en contexto, todo encajó”.