En nuestras manos tenemos Clustertruck, otro ejemplo de las maravillas que los títulos independientes pueden brindarnos en nuestra Xbox One.
Puede que haya distribuidoras que se dediquen a buscar títulos que engloben a un circulo grande de jugadores, o puede que incluso haya otras que se dediquen a un género muy concreto y que de ese movimiento resida su éxito. Pues bien, si tuvieras que meter en algún “saco” a la desarrolladora de tinyBuild Games, sería de la caza-talentos de locuras, y es lo que han conseguido gracias al juego Clustertruck, desarrollado por Landfall Games y que ha recibido muy buenas críticas estos dos últimos meses en Steam. Es momento de que los jugadores de consola de sobremesa disfruten de esta ida de olla, y si aún no sabéis de lo que estoy hablando, ni sabéis nada del juego, mejor que sigáis leyendo el análisis.
Olvidaros de argumento, historia, lore o cualquier cosa similar en Clustertruck. Estamos frente a un arcade puro y duro, un reto constante con el que tendremos una relación amor-odio muy intensa, y donde nuestra única meta será alcanzar precisamente…la meta. A través de una cámara en primera persona, nuestro personaje tendrá que sobrevivir a unos peligros incesantes que se interpondrán en el camino de una caravana de camiones. Como dirían los americanos “el suelo es lava”, y en ningún momento nuestro protagonista podrá tocar el suelo (ni paredes) sino que tendrá que evitar todas las trampas y obstáculos saltando de camión en camión hasta alcanzar la línea de llegada. Un concepto sencillo y simple si no fuera por la elevada dificultad que encontraremos en todos y cada uno de los mundos que compondrán Clustertruck.
Cada uno de los diez mundos que compone el juego tiene sus propias particularidades que lo hacen único. Por ejemplo, el primer mundo ambientado en el desierto será bastante básico, con derrumbamientos de rocas que crearán el caos entre la caravana de camiones, mientras que más adelante llegaremos a otros escenarios verdaderamente mucho más complejos donde, por ejemplo, seremos atacados por mil láseres que harán desquiciarnos irremediablemente. Eso sí, no esperéis paisajes bonitos, llenos de detalles e hiperrealistas, sino texturas planas, modelados simples y adornos, los justos (por no decir ninguno). Como pasa en otro juego también distribuido por tinyBuild Games, llamado Lovely Planet, el apartado artístico y visual sólo muestra lo necesario para no despistarnos de lo verdaderamente importante, sin elementos disuasorios que puedan llevar a engaño. ¿Podrían haberse esforzado y haber mejorado la carga gráfica? Por supuestísimo que sí, pero como he dicho, el título no quiere ahondar en este aspecto en concreto.
Porque, si algo destaca en Clustertruck, es su jugabilidad. Aunque al principio pueda resultar algo tosca, y los saltos puedan parecer imprevisibles y mal ajustados, cuando le cojamos el truquillo saltaremos a toda velocidad por los techos de los camiones. Como si un juego de parkour se tratara, aparte de los saltos nuestro protagonista podrá apoyarse en las paredes laterales del camión, así como utilizar su parte trasera para realizar un impulso más grande que el habitual. Como se suele decir en estas ocasiones “fácil de jugar, difícil de dominar”, puesto que controlar satisfactoriamente este tipo de saltos y acrobacias nos llevará un tiempo, más aún con la dificultad añadida de que los camiones rara vez están quietos, y que no son tan grandes como a uno le gustaría, motivo por el cual en más de una ocasión tocaremos el suelo con nuestros dientes.
Otro tema diferente son los giros laterales, ya que se antoja muy pesado desplazar a nuestro saltarín aventurero hacia la derecha o izquierda de la pantalla, independientemente si estamos corriendo encima de un camión o en pleno salto. Cuando queremos realizar este desplazamiento, el personaje se moverá tan lento que no nos dará tiempo a situarnos correctamente alineados con el camión, y mucho menos corregir trayectoria si es que nos hemos pasado con el salto. Un punto negativo que se nota sobre todo en las fases donde tendremos que dejar nuestra caravana de camiones para saltar a otra completamente distinta que se mueve en una dirección diferente.
Por suerte, a medida que vayamos engrosando nuestro marcador pantalla tras pantalla, iremos recolectando puntos que nos permitirá desbloquear ayudas que nos serán realmente útiles. Estos potenciadores se dividen en dos ramas: los movimientos, que recogen 8 habilidades tan dispares como el doble salto, un gancho, jetpack, etc; y después tenemos los útiles, algo más bizarros de conseguir y alocados, como la posibilidad de parar el tiempo, obtener mayor puntuación, o crear un camión con una cápsula como si fuera un capítulo de Dragon Ball. Podremos seleccionar en cada partida un único útil y un único movimiento, por lo que tendremos que estar bien seguros de qué es lo más apropiado dependiendo de la pantalla en cuestión.
Como buen ejemplo de juego indie sencillo y minimalista, su música también lo es, y aunque dependiendo del mundo que visitemos las canciones cambian, no esperéis encontrar algo pegadizo. De hecho, ni nos fijaremos en la música con todos los peligros que se nos vienen encima. Lo mismo pasa con los efectos de sonido, muy sencillos y que básicamente recogen el claxon de los camiones, ruido de motor y algún sonido de trampas concretas. No existen diálogos, y los textos están en inglés, aunque de sobra es entendible y no echaremos en falta una traducción a nuestro idioma.