Lanzado en Xbox 360 allá por el 2013, The Bridge vuelve a la carga en la actual generación para mostrarnos los dibujos del artista M.C. Escher y sus desafiantes rompecabezas.

Hay ocasiones que el videojuego deja de ser un videojuego para convertirse en una fusión entre arte, entretenimiento lúdico y recorrido cultural e instructivo de la vida y obra de un artista. Es lo que más o menos sucede en The Bridge, donde la propuesta de puzles destaca bastante respecto a otros títulos del mismo género, a la vez que gracias a su acabado gráfico, localizaciones surrealistas y dimensiones imposibles consigue atraparnos escenario tras escenario.

Todo en este juego recoge la esencia del artista M.C. Escher, un prodigio neerlandés que encierra entre sus obras dibujos y teselados que rozan lo ilógico, lo irrealista y lo antinatural, impregnando a The Bridge ese aurea en todo momento. Mario Castañeda, artista y diseñador de The Bridge, no podía haber captado mejor la idea, siendo cada escenario un propio cuadro en sí, elevando su dificultad a medida que van sucediendo los capítulos, con ese toque en blanco y negro y dibujado a mano que le sienta como anillo al dedo.

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En esta aventura controlaremos a un personaje anónimo, el cual tendrá que superar una serie de escenarios a base de imaginación, astucia y percepción. Para llegar a la salida de cada fase, tendrá que avanzar bien por su propio pie, o bien debido a la rotación que el jugador podrá otorgar al escenario en sí, pudiendo realizar giros de 360º. Obviamente, el camino no será fácil:  nos las tendremos que ver con numerosas trampas como bolas gigantes o vórtices que tendremos que esquivar o usar en nuestro propio beneficio si queremos proseguir en la aventura. Recogiendo la cita que nombran en The Bridge, “El mundo es un lugar mucho más grande cuando cada pared es un suelo”, nos da una idea de que en este título independiente deberemos usar el ingenio, la gravedad y los cambios de posición y perspectiva para poder avanzar, con buenas ideas y ejecución, aunque a la larga puede llegar a ser algo reiterativo debido a una serie de problemas que comentaremos a continuación.

Uno de los mayores fallos que encontramos en The Bridge es la lentitud en todos sus aspectos. Han querido dotar a su juego de un ritmo pausado, de contemplación de escenarios, pero tanto el personaje como la rotación del escenario se hace muy lento, y existen ocasiones donde tendremos que girar la fase prácticamente 360º siendo algo tedioso cuando lo repites una y otra vez. Nuestro anónimo personaje tampoco ayuda, y a veces estará más tiempo patinando y cayendo que propiamente andando, ya que cualquier pequeño desnivel fuera de lo estipulado hace que pierda el equilibrio, siendo más importante jugar con la rotación de la fase que con el movimiento del protagonista. Para más inri, existen tiempos de carga que rompen en cierta medida la aventura (fenómeno que no se explica en un juego de actual generación y que no supone un excesivo peso gráfico). En definitiva, hay que tener paciencia con The Bridge, ya que la velocidad y el dinamismo no acompañan al juego.

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Si sabemos perdonar ese pequeño contratiempo, encontraremos un juego muy satisfactorio a nivel de puzles, con 24 niveles repartidos en seis capítulos que se prolongan mucho más cuando empezamos otra partida en su “modo espejo”, más compleja y desafiante. Al tratarse de controles básicos, tardaremos poco en hacernos con ellos, incluso el juego prescinde de un tutorial, ya que es el propio jugador el que poco a poco va aprendiendo a jugar a The Bridge. Esta simplificación en los controles no quita que sea un juego desafiante, y aunque los primeros capítulos pueda parecer un mero paseo por los escenarios, luego la cosa se complica con las inversiones del protagonista o los cambios de gravedad.

Entrando en el apartado sonoro, los pocos acordes que hacen gala en cada fase nos recuerdan la soledad en la que habita nuestro perdido protagonista, encajando perfectamente en The Bridge y sin llegar a ser un foco de distracción que aparte nuestra concentración de lo que sucede en pantalla. Por otro lado, no existen voces como tal en toda la aventura, pero se agradece el detalle de haber traducido las líneas de dialogo a nuestro idioma.

Aunque el juego haya aparecido hace un par de años en Xbox 360, pocas novedades encontramos en esta versión de Xbox One. Se hubiera agradecido una mayor cantidad de puzles, o algún pulido gráfico, cambios en la jugabilidad, modo extra, etc. estando su compra descartada completamente para aquellos que lo disfrutaron en la anterior generación. Aun así, si quieres un juego de puzles original con trazos culturales debido a la influencia del artista M.C. Escher, The Bridge es una opción que no debes dejar pasar. Como bien dice Ty Taylor, desarrollador del juego, en una entrevista que hicimos en la web (la podéis leer pinchando aquí) los trabajos de Escher cobran vida en The Bridge. Y corroboro que es verdad.

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Puntuación
Gráficos
85 %
Sonido
75 %
Jugabilidad
85 %
Duración
75 %
analisis-de-the-bridge-para-xbox-oneSe agradecen que salgan a la luz proyectos independientes tan interesantes, con ideas y propuestas que se salen fuera de la tónica habitual, y en The Bridge lo encontramos. La simpleza en sus controles contrasta con la dificultad en sus rompecabezas, más aun cuando realicemos la segunda vuelta en su modo espejo. Su acabado gráfico, con toda la influencia del artista M.C. Escher, junto con esas melodías que acompañan de forma satisfactoria al jugador en las 6 horas que nos puede durar el juego (si no nos atascamos mucho) encajan perfectamente en un juego de puzles que desafía a la mente humana y a su capacidad de percepción. Si eres de los que le dan a la cabeza, no dudes en adquirir The Bridge.

2 COMENTARIOS

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